Ciencia

Retomaron la extracción de los restos óseos de un perezoso terrestre prehistórico

El Centro de Registro de Patrimonio Arqueológico y Paleontológico, junto con integrantes del Museo Municipal de Coronel Pringles y estudiantes de la Universidad Nacional del Sur, continuó con la extracción de huesos de un animal, que data entre 8.500 a 25.000 años de antigüedad.

El perezoso terrestre era hace miles de años unos de los gigantes del sur bonaerense, un territorio cuyo paisaje no era muy diferente del actual, con el desarrollo de una extensa llanura, pero con un clima más seco y posiblemente más frío, debido a que estaba transitando la última era de hielo, según relató el paleontólogo Cristian Oliva, quien integra el equipo que retomó las labores interrumpidas por la pandemia para extraer los restos óseos de un ejemplar hallado por casualidad en las cercanías de Coronel Pringles.

En la campaña participó personal técnico del Centro de Registro de Patrimonio Arqueológico y Paleontológico (CrePAP), junto con integrantes del Museo Municipal de Coronel Pringles y estudiantes de la Universidad Nacional del Sur (UNS), quienes continuaron con la extracción de huesos de un perezoso terrestre, que data entre 8.500 a 25.000 años de antigüedad.

El ejemplar representa un perezoso terrestre extinto de gran porte y robustez, emparentado con las actuales especies arborícolas.

Las labores de extracción de los restos habían comenzado en febrero del 2020 sobre un camino vecinal, a la altura del paraje La Paloma, a unos 9 kilómetros de Coronel Pringles.

El animal había sido descubierto por un vecino luego del paso de una máquina motoniveladora por el camino rural. Pero los trabajos debieron suspenderse posteriormente a raíz de la pandemia por el coronavirus.

«El ejemplar representa un perezoso terrestre extinto de gran porte y robustez (escelidoterio), emparentado con las actuales especies arborícolas, que son mucho más pequeñas y gráciles», explicó a Télam Oliva, coordinador del Observatorio de Patrimonio Arqueológico Sierras y Lagunas, que depende del CRePAP.

Oliva indicó que el perezoso terrestre «forma parte de la denominada megafauna de fines del Pleistoceno y comienzos del Holoceno, 130.000 a 8.500 años antes del presente».

Y agregó que, «si bien no se ha efectuado una datación absoluta del ejemplar, por medio del método de radiocarbono (14C) es muy probable que su antigüedad no supere los 25.000».

«El ejemplar representa un perezoso terrestre extinto de gran porte y robustez (escelidoterio), emparentado con las actuales especies arborícolas, que son mucho más pequeñas y gráciles»

«Esta especie tendría entre 3,5 y 4 metros de largo, con una masa corporal de entre 800 y 2.000 kilos. Además, es pariente cercano del megaterio, del cual aparecieron huellas en Pehuen Co», sostuvo.

Oliva señaló que, si bien en la actualidad «los perezosos de la familia de los folívoros, filófagos y/o tardígrados incluyen un escaso número de especies arborícolas ciertamente gráciles y de reducido tamaño, restringidas a las selvas húmedas de Centro y Sudamérica (perezosos de dos y de tres dedos), estos animales fueron en el pasado geológico uno de los grupos más numerosos y diversificados de mamíferos placentarios del continente americano, con más de cincuenta géneros extinguidos conocidos».

«Entre las incontables formas fósiles existentes, los denominados perezosos terrestres quizás sean el grupo más amplio y heterogéneo, diferenciándose de sus parientes modernos especialmente por estar adaptados a la vida en tierra firme, así como por su mayor tamaño, robustez y corpulencia», afirmó.

Los restos fueron descubiertos por un vecino luego del paso de una máquina motoniveladora por el camino rural.

El paleontólogo dijo que los escelidoterios de la Familia «Mylodontidae, Subfamilia Scelidotheriinae constituyen una de las tantas ramas evolutivas dentro de este vasto linaje durante el Pleistoceno superior y el Holoceno inferior».

«En nuestra región se hallan representados por dos especies cuadrúpedas, de hábitos herbívoros, que pese a su eminente gigantismo se encuentran entre los menores perezosos de la época: Scelidotherium leptocephalum y Scelidodon tarijensis».

Oliva dijo que «son bastantes similares en apariencia y conformación general, pero de tallas y masas dispares».

«El primero de una longitud de 3 a 3,5 metros con un peso de entre 500 a 1.000 kilos por lo que es ligeramente menor. Y a comparación del segundo, más robusto y pesado posiblemente de hasta 4 metros de largo y 2.000 kilos de peso», comentó.

El paleontólogo señaló que «el Scelidotherium leptocephalum es por mucho el mejor estudiado de ellos, habiéndose descripto por primera vez en el año 1839, a manos del célebre naturalista inglés Richard Owen a partir de restos fósiles colectados por Charles Darwin en la ciudad de Punta Alta, cercana a Bahía Blanca».

«Futuros análisis anatómicos, en particular del cráneo y esqueleto apendicular, posibilitarán una clasificación taxonómica definitiva del ejemplar hallado en Las Palomas, lo cual permitirá su asignación a alguna de estas dos formas», agregó.

Oliva quien trabajó junto a estudiantes de Geología la UNS e integrantes del museo pringlense dijo que «el año pasado se pudo rescatar el cráneo, posiblemente asociado a la mandíbula y huesos pertenecientes al antebrazo derecho (cúbito y radio) por hallarse en una situación de riesgo debido a su exposición parcial».

«Las actividades tras la pandemia se volvieron a reanudar este mes donde se comenzó con el relevamiento integral del lugar y la remoción de la matriz sedimentaria que recubría al material fósil», dijo.

«Las actividades tras la pandemia se volvieron a reanudar este mes donde se comenzó con el relevamiento integral del lugar y la remoción de la matriz sedimentaria que recubría al material fósil»

En ese contexto, el especialista comentó que en dicha oportunidad se pudo determinar «la presencia de la mayor parte del esqueleto post-craneano articulado, habiéndose hallado hasta la fecha elementos correspondientes a la columna vertebral (vértebras cervicales, cuerpos vertebrales dorsales y lumbares, vértebras caudales anteriores), la caja toráxica con algunas costillas desprendidas y fracturadas, ambas escápulas (homóplatos), el miembro posterior izquierdo (húmero, cúbito, radio y mano incompleta), gran porción de la cadera y los dos fémures», detalló.

El animal tiene entre 8.500 a 25.000 años de antigüedad.

El paleontólogo agregó que «la fragilidad que afecta a las piezas óseas, así como el hecho de que la mayoría de ellas permanezcan aún articuladas, constituyen factores que impiden la realización de un rescate paleontológico convencional».

«Por tal motivo se esta viendo la posibilidad de llevar a cabo la extracción del esqueleto en un único bloque sedimentario a través de la confección de una estructura metálica de contención o el resguardo del fósil en el mismo lugar», comentó.

Oliva expresó que el hallazgo «revolucionó a la comunidad de Coronel Pringles y para nosotros es uno de los tantos hallazgos que hemos realizado a lo largo de los últimos años».

Fuente
Télam
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