Argentina alcanza el mayor índice de pobreza infantil desde 2001
En los primeros seis meses del año, Argentina registró el nivel más alto de pobreza infantil desde la crisis de 2001, con un 67,3% de niñas, niños y adolescentes viviendo en hogares bajo la línea de pobreza. Este incremento, según un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA), se vincula directamente con la inflación récord y la caída del poder adquisitivo de las familias.

El informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina reveló que entre enero y junio de 2024, la tasa de pobreza infantil subió más de 10 puntos porcentuales, pasando del 56,6% al 67,3%. Este es el nivel más alto desde la crisis económica del año 2001-2002, marcando una situación crítica para millones de niños argentinos.
“El aumento de la pobreza está vinculado al deterioro del poder adquisitivo de los hogares, en un contexto de alta inflación”, explicaron desde el ODSA-UCA.
Durante ese período, la inflación acumulada fue del 62,4%, con picos mensuales del 20,6% en enero y 13,2% en febrero, lo cual impactó directamente en el acceso a bienes básicos, especialmente alimentos, salud y educación.
Según el informe, los hogares pobres en el primer semestre de 2024 tuvieron ingresos un 42,6% por debajo de la Canasta Básica Total (CBT). Esto representa un empeoramiento respecto al segundo semestre de 2023, cuando esa brecha era del 37,8%.
La caída del poder adquisitivo golpeó con fuerza a las familias que ya estaban en situación de vulnerabilidad, ampliando aún más la distancia entre lo que ganan y lo que necesitan para cubrir sus necesidades básicas.
Aunque durante esos meses se aplicaron aumentos significativos en programas sociales como la Asignación Universal por Hijo (AUH) —del 100% en enero, 27% en marzo y 41% en junio—, estas medidas no lograron contener la expansión de la pobreza infantil.
Entre los aglomerados urbanos más afectados figuran Gran Resistencia, Concordia, Santiago del Estero, el Gran Buenos Aires y Viedma, donde la incidencia de la pobreza infantil superó el 60% al comienzo del año.
Sin embargo, en el segundo semestre de 2024, algunas regiones mostraron signos de recuperación. “Los aglomerados del sur del país y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires lograron volver a los niveles previos o incluso mejorar respecto al primer semestre de 2023”, indicó el informe.
Por otro lado, los aglomerados del Norte Argentino (NEA y NOA) no solo partían de índices más altos, sino que, aunque mejoraron ligeramente respecto al pico de mediados de 2024, no lograron revertir la tendencia histórica, consolidando una situación de mayor vulnerabilidad estructural.
Este nuevo informe refleja una tendencia preocupante: entre el primer semestre de 2023 y el mismo período de 2024, la pobreza infantil aumentó prácticamente en todos los aglomerados del país. La magnitud del problema plantea desafíos urgentes para las políticas públicas destinadas a proteger a la infancia.
Desde 2001, Argentina ha enfrentado distintas crisis económicas, pero pocas han tenido un impacto tan inmediato y profundo en la población infantil como la actual.
Si bien en el sur del país se observó cierta recuperación relativa durante el segundo semestre de 2024, la realidad en localidades como Río Colorado y otras del interior de Río Negro sigue siendo compleja.
La inflación, sumada a la precarización laboral y la baja cobertura de servicios sociales en zonas rurales y semiurbanas, profundiza las desigualdades. Familias enteras dependen de planes sociales y asistencia alimentaria, herramientas que, si bien son fundamentales, resultan insuficientes ante el ritmo acelerado de pérdida de poder adquisitivo.
Escuelas, centros de salud y comedores comunitarios reportan un aumento en la demanda de apoyo escolar, meriendas gratuitas y consultas médicas por desnutrición y estrés nutricional leve. La comunidad educativa y social local advierte sobre la necesidad de políticas más focalizadas y sostenibles en el tiempo.
Con casi siete de cada diez niños y adolescentes bajo la línea de pobreza en el primer semestre del año, Argentina enfrenta un desafío ético y político sin precedentes. El informe del ODSA-UCA no solo alerta sobre cifras, sino sobre realidades que se repiten y profundizan en cada rincón del país.
¿Qué tipo de futuro nos espera si hoy no garantizamos el presente de nuestros niños? Las respuestas deben venir desde múltiples frentes: gobierno nacional, provincial, municipal y también desde la sociedad civil comprometida.
Mientras tanto, en Río Colorado y alrededores, cada niño que llega a la escuela con hambre o falta clases por cuestiones económicas, es un recordatorio urgente de que hay vidas en juego.