Luis «Toto» Caputo desembarca en el Ministerio del Interior con una movida sorpresiva que altera el panorama político: le arrebata a Guillermo Francos, el hasta ahora negociador clave con los gobernadores, el control sobre los fondos provinciales.
Minutos antes de jurar en su cargo, el flamante ministro del Interior, Caputo, se ve envuelto en un revuelo provocado por un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que reorganiza los ministerios y redistribuye competencias. Este DNU deja a Francos sin la caja, transfiriendo las responsabilidades financieras y fiscales con las provincias al Ministerio de Hacienda, bajo el control de Caputo.
El documento filtrado por el equipo de Milei muestra anotaciones y tachaduras que generan incertidumbre sobre si fue un error involuntario o una estrategia deliberada. Las competencias del Ministerio del Interior se ven recortadas drásticamente, dejándolo sin influencia en la relación fiscal con las provincias, mientras que Hacienda asume un papel preponderante en la implementación de políticas financieras y fiscales a nivel nacional y provincial.
Esta movida estratégica refuerza el poder de Caputo para aplicar medidas de ajuste, generando una preocupación significativa entre los gobernadores, quienes temen ser directamente afectados por los recortes. Se especula con la posibilidad de que Milei pueda cortar las transferencias automáticas de Coparticipación, una medida que fue presentada por Macri en su mandato y que, según él, debilitó su respaldo político.
El impacto político de esta jugada es notable. Se debilita la posición de Francos, quien era visto como el principal articulador del gobierno libertario. Mientras tanto, el gobierno obtiene un «premio consuelo» al absorber áreas como Ambiente, Turismo y Deportes, pero pierde terreno crucial en la negociación con las provincias.
Esta reconfiguración de competencias enciende alarmas en el ámbito político, evidenciando la posibilidad de ajustes y recortes que podrían afectar directamente a las administraciones provinciales. Los gobernadores se mantienen en alerta ante la incertidumbre y el temor a una reducción en las transferencias, dejando entrever un escenario de tensión y reacomodos políticos en el horizonte.
