Ambiente

Las cotorras y loros barranqueros no son lo mismo

Muchas personas confunden a las especies de loros y piensan que son todas iguales. Pero cada una se comporta de manera distinta y tiene dietas diferentes.

Por Juan F. Masello – Los loros y las cotorra suelen considerarse como la misma especie, pero cada una se comporta de manera distinta y tiene dietas diferentes. Aquí vamos a hacer un aporte en este sentido para ayudar a diferenciar a los loros barranqueros de las cotorras verdes o comunes.

En la Argentina viven unas 26 especies de Psittaciformes, un grupo de aves conocidas con distintos nombres, tales como loros, aras, guacamayos, cotorras y catas. Todos los miembros del orden tienen características en común, como pico robusto y curvado hacia abajo, postura erguida del cuerpo y garras prensiles, con dos dedos dirigidos hacia adelante, y dos hacia atrás. En general, la dieta de los Psittaciformes se compone de semillas (la fuente principal), frutos, néctar, polen, yemas, artrópodos y otras presas pequeñas. Como veremos a continuación cotorras y loros barranqueros no son lo mismo, ni desde el punto de vista de su aspecto, ni de su comportamiento, y menos de su dieta y de su relación con los cultivos humanos.

El loro barranquero mide 42 cm, desde la punta del pico a la punta de la cola. Forma bandadas bullangueras. En su plumaje se destacan el verde, azul y amarillo, posee una mancha roja en el pecho y cola larga. Cría en barrancas y acantilados. Los loros barranqueros se alimentan principalmente de brotes, frutos y semillas de la vegetación natural del Monte. Cuando falta alimento natural, los loros buscan sustento en cultivos como maíz y girasol, y en el Alto Valle y en el Valle Medio del Río Negro, algunos loros barranqueros que visitan la zona luego de la temporada de reproducción y crianza, lo hacen con almendras, manzanas, nueces y uvas. Pero el daño que ocasionan es limitado y ocasional. En un próximo post vamos a desarrollar en extenso este tema.

Loros barranqueros en El Cóndor, Río Negro

La cotorra argentina mide 27 cm de largo, y al igual que el loro forma bandadas bullangueras. El plumaje es verde brillante, su garganta, pecho y vientre son de color gris claro, y la cola es larga y puntiaguda. Vive y cría en grandes nidos comunales utilizando palitos y ramitas de plantas espinosas entretejidas, y los ubican en árboles o en estructuras artificiales, tales como torres de comunicación o tendidos eléctricos. Es una de las pocas especies de Psittasiformes, a nivel mundial, que construye sus nidos utilizando ramas. Posee una gran adaptación alimentaria y suele explotar diversos recursos. En la naturaleza se alimenta de semillas de plantas tanto silvestres como cultivadas. Entre las primeras se destacan las semillas de cardo, entre las segundas muestra preferencia por maíz y girasol, y ocasionalmente por sorgo, trigo y arroz. También consume frutos y flores, así como insectos adultos y larvas.

Cotorras en Río Negro, chacras del IDEVI

Desde hace unos años, la cotorra ha ido ocupando espacios en el Valle del río Negro. Se estima su llegada al Alto Valle hace unos 20 a 25 años. Es originaria de Sudamérica, de la zona centro y sur, desde Bolivia y Brasil hasta Argentina, Paraguay y Uruguay. En Argentina, originalmente se encontraba solo hasta el sur de la provincia de Córdoba pero, con el cambio del uso de la tierra por las actividades humanas (expansión de los cultivos y la ganadería, la introducción y subsecuente expansión del cardo, urbanización y forestación con eucalyptus) que ocurrió en la Pampa húmeda, hoy día se encuentran colonias en el sur de la provincia de Buenos Aires, y como veremos a continuación, la expansión no se detiene. Todo esto por su enorme capacidad de adaptación a distintos climas y ecosistemas, su comportamiento adaptable, su gran inteligencia y su oportunismo alimentario.

El INTA Alto Valle viene midiendo los daños en cultivos de frutales desde hace dos o tres años. La última temporada hubo daños considerables en almendros, nueces y avellanas, donde se comen los frutos secos verdes. En los cultivos de peras y manzanas se comen los brotes, flores y frutos, pero allí el daño es limitado. El año pasado, un grupo de productores de Cipolletti, Río Negro, certificaron junto al INTA que se perdieron por distintos daños cerca del 60% de la producción de almendras, a consecuencias de la “plaga” de cotorras.

Control de la población de cotorras

Desde hace años, los conflictos entre la vida silvestre y la agricultura están en aumento, sobre todo en aquellas regiones donde los cultivos se expanden y las áreas naturales disminuyen. Se genera así un debate, sobre si las especies autóctonas o propias de cada región pueden o no, ser consideradas “plagas” de los cultivos. Definamos que es una especie plaga. Desde el punto de vista de la agricultura la palabra “plaga” se refiere a todos los animales, plantas y microorganismos que tienen un efecto negativo o producen daños, fundamentalmente sobre los cultivos de interés para el ser humano y la producción agrícola. Pero actualmente la definición se ha modificado, y ahora se entiende como plaga a la situación en la que un ser vivo produce mermas a los intereses de las personas, es decir, se pone el foco no en la especie que causa los daños, sino en la situación en la que esa especie resulta dañina. Así la cotorra no sería una especie conflictiva en todo el país, sino en determinadas zonas.

Para controlar el daño que generan las cotorras en la producción de frutales, la Secretaria de Ambiente y Cambio Climático de la provincia de Río Negro aprobó el manejo y control de la cotorra común, mediante el uso de distintas herramientas individuales o conjuntas tales como medios auditivos (sonidos de rapaces de la zona), medios visuales (siluetas móviles de aves rapaces de la zona, cintas y redes anti-pájaros) y volteo de nidos en épocas no reproductivas (otoño e invierno). El volteo intenta ahuyentar a las cotorras destruyendo sus nidos, para que disminuyan su reproducción, sin llegar a la matanza de aves, y sin utilizar venenos o cebos tóxicos.

Otra técnica posible, es la utilización de rayo láser verde, tecnología probada en más de 40 aeropuertos alrededor del mundo para combatir el problema de las aves y que podría ser modificada para cubrir grandes áreas de cultivo. El uso del láser para repeler aves se basa en que les genera incomodidad y temor, y en que posee muy poco riesgo de daño, tanto en el ojo humano como en el de las aves. El método funciona mejor al amanecer y al atardecer cuando las aves se acercan a los sitios de reposo, o cuando salen a alimentarse, dado que la efectividad disminuye con el aumento de los niveles de luz ambiente.

Como mencionamos siempre en este Blog, conservar zonas naturales para crear áreas protegidas, ayudará a evitar conflictos entre los seres humanos y las especies autóctonas, permitiendo que cada especie ocupe su lugar y no necesite expandirse más allá de sus límites. Esto se aplica para humanos y cotorras.

A través de
Juan F. Masello y Alejandro Balbiano
Fuente
Loros Barranqueros
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