Ciencia

Detectan nueva evidencia sobre la posibilidad de vida en un exoplaneta

Un emocionante avance en la búsqueda de vida más allá de nuestro sistema solar ha sido anunciado por un grupo internacional de astrónomos. Según informes de la NASA, nuevas observaciones llevadas a cabo con el telescopio espacial James Webb han revelado evidencia prometedora en el exoplaneta K2-18b, situado en la constelación de Leo, a una distancia de 120 años luz de la Tierra. Esta nueva evidencia sugiere la posibilidad de vida en este remoto mundo.

K2-18b fue inicialmente descubierto en 2015 por el telescopio espacial Kepler mientras orbitaba cerca de su estrella anfitriona, una enana roja llamada K2-18. El descubrimiento se basó en el método de tránsito, que detecta la disminución del brillo de la estrella madre cuando el planeta pasa por delante de ella.

Desde entonces, los científicos han estado observando este exoplaneta con gran interés. Observaciones anteriores con el telescopio Hubble habían revelado la presencia de vapor de agua, hidrógeno y helio en su atmósfera, lo que lo convirtió en un objeto de estudio intrigante. Recientemente, los investigadores han planteado la posibilidad de que K2-18b pertenezca a una nueva categoría de exoplanetas habitables conocidos como ‘Hycean’.

Estos exoplanetas son notables por tener una superficie oceánica y una atmósfera rica en hidrógeno, condiciones que podrían ser ideales para la vida tal como la conocemos. En un nuevo estudio publicado en el servicio de preimpresión arXiv, los científicos confirmaron la presencia de metano (CH4) y dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera de K2-18b. Además, encontraron una escasez de amoníaco (NH3) en su capa gaseosa.

Estos datos fueron recopilados gracias a los instrumentos espectroscópicos NIRISS y NIRSpec, instalados en el telescopio espacial James Webb. Lo más intrigante es que los espectros también sugieren la posible presencia de sulfuro de dimetilo (DMS), una molécula producida por el fitoplancton en entornos marinos. El DMS es considerado un biomarcador observable en planetas Hycean, lo que ha despertado el interés de la comunidad científica en la posibilidad de actividad biológica en K2-18b.

Nikku Madhusudhan, astrónomo de la Universidad de Cambridge, enfatizó la importancia de futuras observaciones para confirmar la presencia de DMS en niveles significativos en la atmósfera de K2-18b. A pesar de estos emocionantes hallazgos, los científicos advierten que la gran masa de K2-18b, aproximadamente 2.6 veces el radio de la Tierra, sugiere la posibilidad de un gran manto de hielo a alta presión en su interior, similar a Neptuno. Aunque tiene una atmósfera más delgada rica en hidrógeno y un océano, esta combinación podría hacer que el planeta sea inhóspito para la vida tal como la conocemos.

Los especialistas en exoplanetas señalan que, aunque los mundos Hycean tienen océanos de agua, podrían ser demasiado calientes para ser habitables o para mantener agua líquida en su superficie. A pesar de estos desafíos, el equipo de científicos está decidido a continuar su investigación utilizando el espectrógrafo MIRI del telescopio espacial James Webb para obtener datos adicionales sobre las condiciones ambientales de K2-18b y así desentrañar más misterios sobre este fascinante exoplaneta.

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