Salud

Agregar sal a las comidas en el plato implica un mayor riesgo de enfermedad renal crónica

El agregar sal a los alimentos ya servidos en el plato no solo puede afectar la salud cardiovascular, sino que según un reciente estudio de la Universidad de Tulane en Estados Unidos, también aumenta el riesgo de enfermedad renal crónica (ERC).

La investigación, publicada en Jama Network y basada en el análisis de datos de 465.000 personas inscritas entre 2006 y 2010 en el Biobanco del Reino Unido, reveló que aquellos que añadían sal a sus comidas con mayor frecuencia tenían más posibilidades de desarrollar enfermedad renal crónica.

Los participantes del estudio, de edades comprendidas entre los 37 y 73 años y sin ERC al inicio del seguimiento, fueron monitoreados durante un período promedio de 11,8 años. Durante este tiempo, se registraron 22.031 casos nuevos de ERC.

El informe indica que aquellos que reportaron agregar sal a sus alimentos con mayor regularidad mostraron asociaciones significativas con factores de riesgo adicionales. Presentaban un índice de masa corporal más alto, mayor índice de privación de Townsend (indicador de privación socioeconómica), y una tasa de filtración glomerular inicial más baja en comparación con quienes agregaban sal en menor medida.

Además, los investigadores observaron una correlación entre aquellos que añadían sal y otros hábitos perjudiciales para la salud, como el tabaquismo, y una mayor incidencia de diabetes o enfermedades cardiovasculares al inicio del estudio.

El estudio también reveló que ciertos factores como la tasa de filtración glomerular, el índice de masa corporal y la actividad física podrían influir en la magnitud de esta asociación. Los participantes con una tasa de filtración glomerular más alta, un índice de masa corporal más bajo o un nivel más elevado de actividad física parecían mostrar una relación menos pronunciada entre el consumo de sal y el riesgo de enfermedad renal crónica.

El informe de la Universidad de Tulane resalta la relación entre la adición de sal a los alimentos ya servidos y un mayor riesgo de enfermedad renal crónica, subrayando la importancia de considerar este hábito como un factor de riesgo potencial para la salud renal. Reducir la frecuencia de este hábito podría ser una estrategia útil para disminuir el riesgo de ERC en la población en general.

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