Producción

El sector frutícola reclama medidas urgentes para sostener la producción y exportación

Cinco entidades clave de la fruticultura argentina elevaron un pedido conjunto al Gobierno nacional para obtener alivio fiscal, mejoras administrativas y condiciones energéticas más justas. El reclamo apunta a evitar el colapso de un sector que genera más de 150.000 empleos y exporta a más de 70 países.

La situación es crítica y los productores frutícolas lo saben. Esta semana, cinco de las principales entidades que representan al sector —entre ellas el Argentinean Blueberry Committee, la Cámara Argentina de Fruticultores Integrados (CAFI), CAPCI (productores de cerezas), el Clúster del Pecán y Federcitrus— se sentaron a dialogar con funcionarios nacionales para plantear, sin rodeos, una serie de medidas que consideran indispensables para sobrevivir en un escenario económico adverso.

Durante el encuentro con el Subsecretario de Economías Regionales, Martín Giacco, y el jefe de Gabinete de la Secretaría de Industria y Comercio, Federico Mencarini, las cámaras expusieron un paquete de cuatro propuestas concretas que, aseguran, deben implementarse de forma urgente si se pretende evitar la paralización del sector.

Reintegros y devolución de impuestos: el primer reclamo

Uno de los puntos centrales del pedido fue la actualización de los reintegros a la exportación. Según los representantes frutícolas, los porcentajes actuales no reflejan la realidad técnica de los costos y terminan castigando al productor, que ya carga con múltiples impuestos internos. La actualización de esos valores permitiría mejorar la competitividad de los productos argentinos en los mercados internacionales.

Junto a esto, exigieron una devolución más ágil del IVA. La propuesta incluye eliminar trabas administrativas innecesarias, como los bloqueos por permisos aduaneros pendientes, e implementar un sistema automatizado que reduzca la burocracia y acelere los reembolsos.

Cargas laborales desactualizadas y tarifas energéticas asfixiantes

Otro punto sensible es el decreto 128/2019, que regula la detracción de las contribuciones patronales. Según cálculos actualizados a febrero de 2025, el monto debería ubicarse en $714.765,47, aunque permanece congelado desde hace más de cinco años. La propuesta es actualizar esa cifra y establecer un mecanismo que permita su adecuación automática, en línea con la inflación.

A esto se suma un pedido relacionado al costo de la energía. Los productores solicitaron una alícuota reducida del 10,5% en el IVA sobre electricidad y gas destinados al uso productivo, especialmente en actividades electrodependientes. La medida, explicaron, busca mitigar el impacto de la carga impositiva hasta que se logre una reducción estructural de los tributos nacionales y provinciales que pesan sobre la actividad.

Un sector que genera trabajo, divisas y valor agregado

El planteo no es menor. Detrás de estos reclamos hay una cadena productiva que, según datos del propio sector, genera más de 150.000 empleos directos en 15 economías regionales, exporta a más de 70 países y aporta anualmente más de 550 millones de dólares en divisas al país.

“Estamos hablando de producciones que no solo generan trabajo en origen, sino que posicionan a la Argentina en el mundo con frutas frescas, jugos, nueces y derivados con alto valor agregado”, remarcaron desde una de las cámaras.

Puertas que se abren y expectativas que se renuevan

Además del diálogo con el Ministerio de Economía, los frutícolas mantuvieron una reunión con la Agencia Argentina de Inversiones y Comercio Internacional, encabezada por Claudia Marceca, para articular estrategias de internacionalización. En la agenda se discutió la participación en ferias globales, acciones de promoción y campañas que permitan consolidar el sello “Argentina” en góndolas internacionales.

Estas gestiones se suman a los encuentros previos con el secretario de Agricultura, Sergio Iraeta, y con el titular de la Agencia Regulatoria de la Cadena Agroalimentaria (ARCA), Juan Pazo.

¿Y ahora qué?

El sector espera señales. No grandes discursos ni promesas lejanas, sino decisiones concretas que alivien la presión que enfrentan miles de productores. La incertidumbre macroeconómica, la carga impositiva y el ahogo financiero son una combinación que no da tregua.

“Necesitamos que el Estado entienda que cada día cuenta. Sin medidas inmediatas, muchas producciones podrían dejar de ser viables en el corto plazo”, advirtió uno de los representantes que participó del encuentro.

Mientras tanto, el tiempo corre. Y con él, la esperanza de que estas demandas no queden archivadas en otro expediente sin respuesta. Porque si hay algo que la tierra no perdona, es la demora.

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba