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Muñoz estuvo secuestrado varios días antes de que lo mataran

Suponen que lo ejecutaron unos días antes de que hallaran el cuerpo. No tenía signos de tortura.

Los datos que surgen de la investigación en marcha, para tratar de esclarecer el brutal homicidio del oficial ayudante de la Policía de Río Negro Lucas Muñoz, estremecen a los investigadores. Fuentes con acceso a la causa confirmaron ayer que a Muñoz lo tuvieron secuestrado varias semanas en un lugar, que hasta ahora se desconoce, y que lo asesinaron pocos días antes de que hallaran su cadáver.

Están convencidos de que “plantaron” el cuerpo en el descampado para que lo encontraran vestido con su uniforme, con su arma reglamentaria y su billetera como planteaba la familia de Muñoz. Entre sus pertenencias hallaron hasta su celular. Es más, revelaron que Muñoz no tenía indicios de haber sido torturado. Una de las fuentes reveló que el cuerpo no desaliñado por los días del cautiverio.

Estaba en las mismas condiciones que cuando salió el 14 de julio pasado de su domicilio a trabajar en la comisaría 42 del barrio 2 de Abril, donde nunca se presentó. Para los fiscales se trata de un hecho sorprendente. Sospechan que los autores del crimen “montaron todo” el escenario. Presumen que obligaron a Muñoz a vestirse con su uniforme, portar su arma y sus pertenencias.

Después, le efectuaron un tiro en una pierna y lo ejecutaron de un balazo en la nuca. Todavía no se pudo determinar el calibre del proyectil que mató a Muñoz. Los investigadores no descartan que el homicida haya utilizado un proyectil calibre 9 milímetros. La investigación a cargo del fiscal Martín Govetto aún no tiene pistas firmes para identificar a los autores del crimen.

Fuentes judiciales señalaron ayer que es poco probable que hayan ocultado a Muñoz en el predio donde funciona la Montada de la Policía de Río Negro, que es la hipótesis impulsada por los abogados querellantes Alejandro Pschunder y Karina Chueri, quienes representan al padre del policía asesinado. Indican que hasta el momento no hallaron ninguna evidencia contundente para confirmar esa sospecha tras dos allanamientos en ese lugar, ubicado en el camino viejo al cerro Catedral.

Para los investigadores, la principal hipótesis para explicar el crimen de Muñoz apunta a una posible banda dedicada a la venta de estupefacientes. Y en esa hipótesis no se descarta que haya policías involucrados, aunque todavía falta encontrar las pruebas para corroborarla.

Hasta el momento, los policías imputados en la causa colateral que investiga el fiscal Guillermo Lista están sospechados del delito de encubrimiento agravado y de entorpecer la investigación para la búsqueda de Muñoz. Hay tres policías detenidos y tres comisarios, un subcomisario y otros oficiales imputados en la causa que aún no fueron indagados.

El homicidio de Muñoz generó una crisis interna en las filas de la Policía de Río Negro y golpea las puertas del gobierno provincial. El gobernador Alberto Weretilneck dijo en una entrevista con Río Negro, que se publicó ayer, que “estamos frente a un mensaje fuerte” y no le soltó la mano ni al ministro de Seguridad y Justicia de la provincia, Gastón Pérez Estevan, y al jefe de la Policía, Mario Altuna, que acapararon la mayoría de las críticas.

Ayer, las fuentes confirmaron que el homicidio de Muñoz “es un mensaje mafioso” y no desestimaron que haya una posible relación con otros crímenes impunes que ocurrieron en esta ciudad, como el caso de Micaela Muñoz, cuyo cadáver apareció en un descampado cerca del barrio 2 de Abril.

El cuerpo de Muñoz fue encontrado el 10 de agosto, en otro descampado, a metros de la Ruta de Circunvalación y a un poco más de un kilómetro de la comisaría 42. (Río Negro)

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