Llega el frío y es hora de encender los calefactores o estufas. Por eso, con el invierno también hay que tomar conciencia y tener en cuenta ciertos aspectos fundamentales, que pueden literalmente, salvarnos la vida.
Este gas tóxico, incoloro, inodoro y no irritante, ingresa en nuestro organismo, ocupando el lugar del oxígeno en nuestra hemoglobina, y dejando a la sangre sin la posibilidad de ofrecerle oxígeno a nuestros tejidos.
“Los síntomas pueden variar de una persona a otra. Entre ellos podemos citar: dolor de cabeza, náuseas o vómitos, mareos, acompañados de cansancio, letargo o confusión, alteraciones visuales, pudiendo llegar al desmayo o pérdida de conocimiento, convulsiones y estado de coma”, explica el Dr. Silvio Aguilera.
De acuerdo con los informes más recientes del Ministerio de Salud, elaborados en base a los reportes del Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud (SNVS), los accidentes por intoxicaciones con monóxido de carbono son producidos en un 87% por calefones, un 8% por calefactores y un 5% por cocinas.
La principal consecuencia de la inhalación de este gas venenoso es la muerte. Pero, en el caso de las personas que sobreviven, la recuperación es lenta y el pronóstico depende de la cantidad y duración de la exposición al monóxido. “Puede ocasionar daño cerebral permanente. Si la persona presenta síntomas de deterioro de la capacidad mental después de dos semanas, la probabilidad de recuperarse completamente no es muy buena”, reconoce el doctor.
Un accidente de este tipo lo puede tener cualquiera pero, según Aguilera, “los que presentan mayor riesgo de intoxicarse son las personas con enfermedades cardíacas y/o pulmonares, los fumadores, los niños pequeños, los adultos mayores, incluidas las mascotas”.
Como reza el dicho siempre es “mejor prevenir que curar”, pero si pensás que podrías estar intoxicado, se recomienda ventilar rápidamente el ambiente, apagar todos los artefactos de gas, salir al aire libre de ser posible y solicitar ayuda médica inmediata.
El monóxido de carbono se ha ganado el apodo de “asesino silencioso”, porque no tiene olor, color, sabor y no es irritante como muchos piensan. Pero produce sueño, hace que te duermas y luego te mata. No suele ofrecer segundas oportunidades. Por este motivo, la clave está en seguir a rajatabla una serie de procedimientos de seguridad.
RECOMENDACIONES
1) Dejar una ventilación permanente en cada ambiente. Además de ventilar toda la casa una vez por día, es fundamental mantener siempre abierta una ventana o puerta en los ambientes calefaccionados aunque haga frío.
2) Observar que la llama de gas sea siempre de color azul (la llama amarilla o anaranjada es signo de mala combustión y generación de monóxido).
3) Si usa brasero o estufa a querosén, apagarlos afuera de la casa antes de irse a dormir, siempre. No duerma con ellos encendidos.
4) No instalar calefones en el baño, ni en espacios cerrados o mal ventilados.
5) En baños, dormitorios y ambientes cerrados solamente instalar artefactos con salida al exterior (de tiro balanceado).
6) Controlar anualmente las instalaciones y el buen funcionamiento de los artefactos de la casa.
Ante cualquier duda podés consultar en el centro de salud mas cercano a tu domicilio.
También consultar la Guía de Prevención, Diagnóstico, Tratamiento y Vigilancia Epidemiológica de las Intoxicaciones por Monóxido de Carbono