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Falleció Julieta, la mamá de Atahualpa Martínez Vinaya

Julieta Vinaya, madre de Atahualpa Martínez Vinaya, falleció hoy. El 15 de junio último se cumplieron 10 años del asesinato de su hijo y el caso permanecía impune. Todo ese proceso precisamente fue deteriorando su salud y en las últimas semanas se había agravado.

Hace poco tiempo atrás fue declarada ciudadana ilustre por la Legislatura, por iniciativa del legislador Raúl Martínez. En esa oportunidad el diputado destacó que “Julieta Vinaya alza su voz no sólo por el esclarecimiento del asesinato de su hijo, sino también por todos los crímenes impunes que han sucedido en nuestra provincia, acompañando en su lucha a los familiares, porque nadie como ella sabe lo que es dar batalla a la desidia y a la inacción de quienes deben dar respuesta”.

Conocida hoy su muerte, su par Mario Sabbatella indicó que: “Viedma está de luto. Falleció Julieta Vinaya. Luchadora incansable y comprometida con la vida. Lucho por encontrar la verdad de la muerte de su hijo Atahualpa y acompañó en sus luchas por verdad y justicia a tantos y tantas otras madres, padres, hermanos, hermanas, hijos e hijas. El mejor homenaje que le podemos hacer es seguir levantando sus banderas”.

El padre Luis García escribió también en las redes sociales: “Julieta. Gracias por tu testimonio de lucha y compromiso con la vida. Descansa en Paz!!!! Dios te recibe junto a Ata tu hijo.!!!!! En Dios encontrarás la verdad por la q tanto has luchado!!!! Nosotros seguiremos reclamando justicia y verdad por vos y por tantas madres, padres, hermanos y hermanas, hijos…. Y cuando sus voces no se escuchen por el cansancio, levantaremos las nuestras. Besos amiga querida. ORAMOS POR VOS”.

Julieta Vinaya había nacido el 26 de enero de 1968 en Poopo, Departamento de Oruro, Bolivia. Su niñez fue dura, signada por una pobreza digna que obligó a su padre y a sus hermanos mayores a emigrar a la Argentina y a ella a acompañar a su madre.

Ella misma recordó en su momento que: “Mamá no sabía castellano, sólo hablaba quechua y aymará, cuenta Julieta. Yo era muy chica cuando me trajo a Buenos Aires para rastrear a mi papá y mis hermanos. Yo le traducía. Recuerdo que yo tenía 9 años y ella seguía hablando solo en sus lenguas. Murió a los 47 años de un infarto, en medio de la villa en la que vivíamos, a la que la ambulancia no pudo ingresar. Siempre me quedó la sensación que con asistencia rápida podría haberse salvado”.

Trabajó en la asistencia sanitaria en el hospital Artémides Zatti y un 15 de junio de 2008 su vida cambió para siempre, atravesó el mayor dolor para una madre, la muerte de su hijo Atahualpa, asesinado en circunstancias que todavía no están esclarecidas y con el hecho judicialmente impune.

A Atahualpa lo mataron por la espalda, durante la madrugada del Día del Padre de 2008. La última vez que lo vieron fue en un pub, que cerró al poco tiempo. Durante las primeras horas de aquel día lo abandonaron en un camino vecinal.

Hubo infinidad de errores y cuestiones llamativas en la investigación y hasta ahora no pudo saberse la verdad. Julieta había reclamado incesantemente, junto a la comunidad, el esclarecimiento del crimen y el juzgamiento de los funcionarios judiciales responsables de la impunidad.

Cuando se cumplieron 10 años del crimen, Laura Vinaya, prima del joven asesinado, señaló en una emisora: “El 15 de junio cuando lo matan a Ata no esperábamos tener este camino de diez años por delante. Pensábamos que todo se resolvía al otro día, a la semana o el mes siguiente.En diez años hemos aprendido que no hay otro camino mas que la lucha, el reclamo social en la calle, que el Poder Judicial no nos sirve tal como está funcionando hoy para que los pobres y los mas desamparados puedan tener justicia alguna vez”.

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