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Dijo «me voy a comprar cigarrillos» y desapareció por 30 años: el misterio resuelto en General Conesa

Adolfo Enrique Sandoval Farías, el hombre que se esfumó en 1993, reaparece en Río Negro tras décadas de silencio

Un misterio que desconcertó a una ciudad durante tres décadas finalmente ha encontrado su respuesta en General Conesa, Río Negro. Adolfo Enrique Sandoval Farías, un técnico electrónico chileno, había pronunciado la frase aparentemente trivial «me voy a comprar cigarrillos» antes de abandonar su hogar en Comodoro Rivadavia en febrero de 1993, sin dejar rastro alguno de su paradero. A medida que los años pasaron, su desaparición se convirtió en un enigma para la comunidad local y la policía.

Su exesposa, Nelci Isabel, fue quien reportó su desaparición a las autoridades, iniciando una búsqueda que en su momento resultó infructuosa. Trágicamente, meses después, su hijo adolescente también desapareció, dejando a la familia devastada y sin respuestas. La incertidumbre se cernió sobre la vida de Adolfo Enrique Sandoval Farías durante tres décadas, hasta que un reciente giro del destino trajo nuevas luces al caso.

La Brigada de Búsqueda de Personas de Comodoro Rivadavia, bajo la dirección de Daniela Millatruz, recibió una pista crítica que indicaba que Sandoval Farías podría estar viviendo en General Conesa. Sin perder tiempo, el 20 de septiembre, una comisión policial se trasladó a esa localidad y localizó la dirección donde se creía que residía el hombre.

La sorpresa fue mayúscula cuando Sandoval Farías, después de 30 años, abrió la puerta de su casa y confirmó su identidad. Según su propio relato, se había alejado de Comodoro Rivadavia debido a diferencias irreconciliables con su exesposa y porque simplemente «estaba cansado». En su partida, tomó únicamente su campera y dejó atrás todos los vínculos previos, sumiéndose en un misterio que perduró por décadas.

El hombre cooperó voluntariamente con las autoridades permitiendo que le tomaran las huellas dactilares en una comisaría de Conesa. Sin embargo, la policía aún no ha logrado dar con el paradero de su hijo desaparecido, lo que añade una nueva capa de misterio a este enigmático caso.

La noticia de esta resolución ha generado una mezcla de asombro e indignación entre los residentes de Comodoro Rivadavia, quienes se preguntan cómo un hombre pudo desaparecer tan completamente de su familia durante tanto tiempo y vivir sin ser detectado. Este misterio, que perduró durante tres décadas, ha dejado cicatrices imborrables en la comunidad y deja un sinnúmero de interrogantes sin respuesta.

El regreso de Adolfo Enrique Sandoval Farías a la escena pública plantea la necesidad de una mayor comprensión de los aspectos humanos que rodean la desaparición de personas, y cuestiona cómo el tiempo y las decisiones individuales pueden moldear vidas y relaciones de maneras inesperadas.

FOTO: DIARIO CRÓNICA
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