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Consejos para educar a tu hijo en igualdad de género

A pesar de que puede parecer una tarea compleja, educar a tus hijos en igualdad de género es posible. Muchas personas se preguntan cuál es la importancia de enseñar y concienciar a los niños al respecto. Muy fácil, es vital para nuestros hijos de cara a las sociedades futuras, una verdadera inversión para el día de mañana.

Al educar a los más niños en la igualdad de género básicamente ponemos nuestro granito de arena. Esto es verdaderamente indispensable a la hora de construir comunidades fuertes. La igualdad social y de derechos, la inclusión y el respeto por la diversidad cultural lo son todo en las nuevas sociedades.

Por eso, queremos ofrecerte una serie de útiles consejos para poder educar a tus hijos en igualdad de género. Presta mucha atención, ya que, como verás, se trata de una lucha que todavía no ha finalizado.

La igualdad de género no puede ser solo una teoría. Tiene que ser una realidad vivida.

-Michelle Bachelet-

Hay reglas de oro para conseguir aquello que todas las personas del mundo deseamos. Considera los siguientes tips que enumeramos para saber cómo lograr nuestro cometido sin claudicar en el intento:

Jamás generalizar. Este recurso pocas veces -sino escasas o nulas- surte efecto. Es positivo enseñar a los niños desde que son pequeños que cada persona es única y especial. Sí, a pesar de aquellas virtudes y defectos que nos definen como seres perfectamente imperfectos. Desde luego, todo ello sin importar si se trata del género masculino o femenino.

Equidad a la hora de trabajar en casa. Desde el minuto cero, las tareas del hogar deben ser equitativas, y ello no debe crear discusión alguna. Es recomendable no enseñar a los más pequeños a discernir entre aparentes «tareas de hombres» y «tareas de mujeres», la cooperación en casa es una misión de todos. Una opción a la hora de repartir labores es asignar quehaceres de acuerdo a la edad de los niños.

Fomentar una actitud crítica, siempre. Se aconseja invitar a la reflexión en todo momento, especialmente cuando estamos viendo la televisión. Estos son justamente los momentos propicios para cuestionar los estereotipos que difunden los medios de comunicación masivos. Acá el desafío consiste en responder a todas sus preguntas e inquietudes -incluso las dudas relacionadas con la sexualidad- de manera clara y precisa.

Roles sí, roles sexuales no. Los juegos cumplen una función más que privilegiada y primordial en la crianza de los niños. Especialmente si hablamos de los juegos de roles. Ahora bien, hay una realidad: los juegos más divertidos no entienden de sexo. Todos pueden divertirse por igual, con cualquier juguete y con cualquier actividad. Y aquí no importa en absoluto ser niño o niña a la hora de elegir. Hay que brindarles libertad.

Ampliemos la gama de colores. Para las niñas, la escala cromática de colores se reduce siempre a los rosas, mientras que en el caso de los niños, nos movemos entre las tonalidades azules. ¡Error! Todos los colores son para los niños, que disfruten de la inmensa y variada cantidad de opciones en materia de colores y valores. Un color no define sexualidad ni personalidad.

Predica con el ejemplo. Esta es una de las reglas mas importantes para aplicar a lo largo de la infancia de tus hijos, especialmente cuando se trata de la educación en igualdad de género. Además de ser muy observadores, los niños son verdaderas esponjas que absorben y aprenden todo lo que ven de sus mayores. Cuidá todo lo que sale de tu boca y el modo en que te relacionas con tu entorno, para que ellos aprendan el modo correcto de proceder.

Igualdad de género, un bien necesario

La igualdad de género es un bien necesario y una cuenta pendiente todavía hoy en nuestra sociedad. Aunque se ha avanzado mucho en esta materia, todavía resta un gran trabajo en torno a esta problemática. Por eso es tan importante educar a nuestros hijos desde pequeños en el valor de la igualdad.

Por supuesto, este aprendizaje nunca termina. Se trata de un proceso, una construcción que debe comenzarse desde una edad temprana hasta el último momento de nuestras vidas. Esto conlleva, lógicamente, una apertura mental por parte de los adultos, al mismo tiempo que un cambio drástico de actitud.

Cuida ciertos comentarios, consumos culturales y acciones que estigmaticen y contribuyan a difundir estereotipos. Para enseñar hábitos, debemos mostrar la mejor versión de nosotros mismos. Entonces, se impone la imperiosa necesidad de aprender, tener una mirada crítica y comprender la realidad de nuestro entorno para cambiar aquello que, a las claras, no funciona.

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