Cerró la fábrica de zapatillas Gaelle y 300 empleados quedaron sin trabajo
Los 60 trabajadores que quedaban de la reconocida fábrica de zapatillas Gaelle, ubicada en Brasil 373, de la localidad de Piñeiro, se encontraron el jueves, con las persianas bajas y carteles en la puerta de la planta donde se les informaba un cese de las actividades.
Los 60 trabajadores de la reconocida fábrica de zapatillas Gaelle, ubicada en Brasil 373, de la localidad de Piñeiro, se encontraron el jueves 22 de agosto, con las persianas bajas y carteles en la puerta de la planta donde se les informaba un cese de las actividades. Debido a la baja en las ventas y a la apertura de las importaciones, la empresa comenzó en mayo de 2016 con el despido de la mayoría de los 300 operarios que tenía hasta ese momento. Los despidos y retiros voluntarios del personal se realizaron en pequeños grupos durante todo este tiempo hasta llegar a solo con los 60 que quedaban hasta ayer cuando los titulares de la empresa decidieron cesar las actividades.
La empresa Gaelle nació en 1982. Su fundador, José Lopes, manifestaba en mayo de 2016 que desde diciembre de 2015 habían mermado los pedidos de zapatillas en la planta. «Los precios se disparan y se está perdiendo rentabilidad, nuestra ilusión es que pasen estos seis primeros meses que están siendo muy duros por los cambios», sostenía Lópes. La ilusión se convirtió en despidos y hoy en el cierre de la planta. Vecinos de la zona contaron que mientras que antes de diciembre de 2015 tres camiones diarios retiraban mercadería para ser distribuida en la actualidad un solo camión retira mercadería semanalmente.
Desde la Unión de Trabajadores de la Industria del Calzado de la República Argentina (Uticra) advirtieron que el sector atraviesa una crítica situación por el aumento de las importaciones y la caída de las ventas, que derivó en el cierre de fábricas y reducción del personal. Es por eso que desde el sindicato reclamaron al Gobierno nacional el cierre de las importaciones por el plazo de un año ya que, según denunciaron, este aumento «exponencial» produjo el cierre de medianas y pequeñas fábricas, y una masiva reducción de personal en las plantas industriales: aseguran que se perdieron 6.000 puestos de trabajo, entre despidos directos o encubiertos bajo la modalidad de retiros voluntarios.