Río Negro

Artémides Zatti: Un profesional sanitario que destinó su vida a cuidar a los enfermos

Artémides Zatti fue un enfermero y religioso salesiano, que durante cuarenta años se dedicó a la atención de los pobres y enfermos de la ciudad de Viedma, Río Negro. Allí dirigió uno de los primeros hospitales de la Patagonia argentina, que hoy lleva su nombre.

El milagro atribuido a su intercesión, consistió en la sanación de un hombre filipino que se estaba muriendo debido a un grave ictus isquémico en la cabeza, que fue agravado por una fuerte hemorragia. La Congregación para la Causa de los Santos dató esta milagrosa curación el 24 de agosto de 2016, en la ciudad filipina de Tanauan. Los males de este hombre comenzaron dos semanas antes, cuando comenzó a sentirse mal con mareos, arcadas y problemas de movilidad. Tuvo que ser hospitalizado con pronóstico grave.

Fue trasladado a la UCI tras un empeoramiento de la enfermedad. Era necesaria una intervención quirúrgica que su familia no podía costear. Por ello, fue dado de alta el 21 de agosto con el fin de que falleciera en su casa. Recibió incluso la Unción de los Enfermos. Pero todo cambió tres días más tarde, cuando el enfermo se desposeyó de pronto de la sonda con la que se alimentaba y el oxígeno, y pidió que le dejaran comer. En los días siguientes retomó su vida normal.

El hermano del hombre filipino, que es además coadjutor salesiano en Roma, había pedido por su recuperación, y el mismo día que fue ingresado en el hospital, comenzó a rezar por la intercesión del Beato Artemides Zatti.

El enfermero fue declarado beato por el Papa Juan Pablo II el 14 de abril de 2002. Su cuerpo descansa en la capilla de los Salesianos en la ciudad argentina de Viedma. No obstante, sus raíces son italianas, aunque su familia emigró a Argentina huyendo de la pobreza. Frecuentaba la parroquia de los salesianos en Bahía grande. Quería ser sacerdote.

A los veinte años ingresa en la congregación Salesiana, donde cuida de un sacerdote que le contagia la tuberculosis. Él médico aconseja que el enfermo sea trasladado a Viedma, donde el aire es más sano. Artémides lo acepta. El capellán del hospital invita a Zatti a realizar una promesa a la virgen María Auxiliadora: “Si Ella te cura, te dedicarás durante toda tu vida a estos enfermos”.

 

No sólo hacía su trabajo en el hospital, sino que su corazón abarcaba la ciudad entera. Cuando había necesidad se movía a cualquier hora del día o de la noche, hiciera el tiempo que hiciera. Rezaba mientras pedaleaba sobre su bicicleta y las pocas horas libres las pasaba estudiando y leyendo libros. Su fama de enfermero santo se propagó por todo el Sur y le llegaban pacientes de toda la Patagonia.

En 1950 se cayó de una escalera y a partir de ahí se le manifestaron los síntomas de un cáncer que él mismo se diagnosticó. Sin embargo, continuó atendiendo a su trabajo durante un año más, hasta que murió el 15 de marzo de 1951.

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