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6 frases para educar en igualdad

Vivimos en un mundo en el que, lamentablemente, todavía existen ciertos problemas relacionados con el sexismo. Educar en igualdad debería ser una de las funciones primordiales de cualquier padre.

Educar en igualdad debería ser una función imperativa para cualquier padre. Vivimos en un mundo en el que, lamentablemente, todavía existen ciertos problemas relacionados con el sexismo. La desigualdad salarial en muchos empleos; el acoso sexual; la misoginia y la violencia de género son temas candentes en nuestro día a día.

Todos somos conscientes de lo peligroso que es el machismo. Hace daño a las mujeres, pero también a los hombres. Mientras que a las Mujeres las menosprecia y las hunde, a los hombres los humilla por no perpetuar un rol violento asociado (erróneamente) a la masculinidad.

Es un mal que como padres y madres debemos ayudar a erradicar. Y eso se consigue, para empezar, con nuestros hijos. Para educar en igualdad es necesario que seamos un buen ejemplo para ellos. Debemos mostrarles que el mundo puede cambiar si aportamos juntos nuestro granito de arena.

Aunque nuestras diferencias físicas sean evidentes, ambos sexos tenemos los mismos derechos. Merecemos ser tratados con dignidad y respeto, tener relaciones sanas y libres de toxicidad y, por supuesto, no tolerar ninguna clase de abuso.

6 frases para educar en igualdad

Desde el comienzo de los tiempos, miles de artistas, científicos y pensadores han expresado sus ideas sobre estos mismos temas. Para ellos, educar en igualdad debía ser el primer paso para crear una sociedad civilizada y responsable.

1 – «No son los dos sexos inferiores o superiores el uno al otro. Son, simplemente, distintos»

Esta frase fue enarbolada por el médico e investigador español Gregorio Marañón. Como buen pensador, era consciente de que el ser humano, fuera del género que fuera, no era ni superior ni inferior al otro. Las distinciones entre sexos son solo físicas, no intelectuales ni emocionales.

Todos valemos lo mismo, y debemos tener los mismos derechos. Esta es una de las máximas más importantes para poder educar en igualdad.

2 – «Una mujer sin un hombre es como un pez sin una bicicleta»

Una frase tan aguda solo podía pertenecer a la escritora y periodista feminista Gloria Steinem. Aunque sus irónicos comentarios le valieron más de una crítica, ella no cesó en su afán por defender los derechos femeninos. Esta apreciación quiere señalar que una mujer no necesita a un hombre a su lado para ser feliz.

La idea de que existe un príncipe azul que nos rescatará es absurda e ilógica. Tu hija debe saber que ella será una mujer independiente que sabrá estar sola. Si luego decide tener pareja o no será porque ella lo desee, no porque lo necesite.

3 – «La igualdad es como la gravedad, una necesidad»

El director de cine Joss Whedon es el artífice de este comentario. Todos sabemos que sin gravedad, vivir sería algo imposible. No habría estabilidad, nos sentiríamos inseguros y necesitaríamos un punto de anclaje que nos convertiría en seres terriblemente dependientes.

Con la igualdad ocurre lo mismo. Sin ella, la mitad de la población se siente insegura y codependiente de la otra parte, que sí goza de ciertos privilegios. Debemos luchar por eliminarlos y por equiparar la valía de ambos sexos sin distinción alguna.

4 – «Cualquiera que sepa un poco de historia sabe que el progreso sería imposible sin la figura femenina»

Esta laureada frase perteneció al filósofo Karl Marx. Él instauró una doctrina en la que la igualdad debía tener cabida en todos los aspectos, incluyendo el ámbito femenino. Sus ideas rebeldes cambiaron la percepción que el mundo tenía sobre la clase obrera a comienzos del siglo XX.

Para él, el progreso y la modernidad no tendrían razón de ser sin la inestimable ayuda femenina. Ellas fueron doblemente revolucionarias: lucharon no solo por sus derechos como mujeres, sino por sus derechos como madres trabajadoras.

5 – «Ante Dios todos somos igualmente sabios e igualmente insensatos»

El gran científico Albert Einstein pronunció estas sabias palabras. Ante Dios todos somos iguales, no importa nuestro sexo. Él se encarga de juzgar conforme a nuestros actos, no conforme a los convencionalismos sociales.

Para Él todos somos igualmente sabios, pero también igualmente insensatos. El alma no entiende de roles de género, y a Dios no le importa lo que opinen los demás de nosotros, sino lo que opinamos cada uno de nosotros mismos.

6 – «La igualdad es una necesidad vital del alma humana. La misma cantidad de respeto y atención se debe a todo ser humano, porque el ser humano no tiene grados»

Ningún ser humano vale más que otro. Ni el género, ni el dinero ni la raza definen las capacidades de una persona, solo su comportamiento y sus ideas. La ética, el respeto y el amor deberían ser las bases sobre las que se fundamente cualquier civilización moderna.

Fuente
Inés Gómez Durán
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