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Prueban con éxito un páncreas artificial desarrollado en Argentina

Un sistema de control automático que realiza las funciones del páncreas para regular los niveles de glucosa en sangre desarrollado en el país fue presentado este martes, con pruebas clínicas exitosas.

Se trata del ARG – Automatic Regulation of Glucose -, un algoritmo que comanda la bomba de infusión de insulina en personas con diabetes tipo 1, obra de investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET) que trabajan en las sedes del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), Universidad Nacional de La Plata (UNLP) y Universidad Nacional de Quilmes (UNQ).

El sistema, que inyecta automáticamente la cantidad de insulina que la persona necesita en cada momento, está compuesto por un sensor continuo de glucosauna bomba de infusión subcutánea de insulina y un Smartphone, en el cual se programa el algoritmo.

La primera fase de esta prueba clínica tuvo lugar en 2016 en el Hospital Italiano, que utilizó un algoritmo desarrollado en la Universidad de Virginia, Estados Unidos, que requería que el paciente calcule y registre en el sistema cuántos gramos de hidratos de carbono comerá para que la bomba infunda la insulina necesaria.

En junio de 2017, se realizó la segunda fase con el algoritmo ARG del ITBA-CONICET, el cual precisa únicamente que se registre el inicio de la comida, sin necesidad de calcular cuántos gramos de hidratos de carbono consumirá. En esta etapa participaron cinco pacientes adultoshombres y mujeres, quienes pudieron mantener los niveles de glucosa dentro de un rango aceptable durante las 36 horas en que se probó el páncreas artificial.

El estudio, dirigido por el ingeniero Ricardo S. Sánchez Peña –investigador principal del CONICET que se desempeña como Director del Departamento de Investigación y Doctorado del ITBA-, contó con el apoyo del doctor Daniel Chernavvsky, médico argentino que trabaja en el Centro Tecnológico para la Diabetes de la Universidad de Virginia, así como también con el financiamiento de la Fundación Nuria en Argentina y Cellex en España, y la donación de las bombas de insulina del laboratorio Roche.

¿Cómo funciona el Páncreas Artificial?

El algoritmo fue diseñado para responder eficazmente a los aumentos de azúcar en sangre luego de las comidas y en las pruebas todos los pacientes lograron controlar este pico de glucemia mediante la acción del páncreas artificial. 

El objetivo de este sistema es regular de forma automática el valor de azúcar en sangre, sin necesidad de que el paciente realice las correcciones con insulina habituales en el manejo de la diabetes tipo 1. Esto es importante porque las personas que utilizan bombas de infusión de insulina subcutánea invierten una gran cantidad de tiempo en calcular y programar la insulina necesaria para mantener sus niveles de glucosa sanguínea en rango. Muchas veces sufren hipoglucemias (azúcar baja en sangre) o hiperglucemia (azúcar elevada en sangre) como consecuencia de cálculos imprecisos, de la variabilidad que presenta cada individuo en cuanto a sus requerimientos, de imprevistos, entre otros.

Uno de los mayores temores de los pacientes que se infunden insulina es sufrir una hipoglucemia mientras duermen. Por ende, otro de los objetivos del páncreas artificial es lograr una mayor seguridad para el paciente mediante la disminución de hipoglucemias, especialmente las nocturnas. Durante la segunda fase del estudio, ninguno de los pacientes experimentó hipoglucemias graves como tampoco nocturnas.

Si bien los resultados son promisorios, es necesario continuar con estudios con la participación de un mayor número de personas. Es posible que en un futuro cercano esta nueva tecnología beneficie a muchos pacientes insulinodependientes.

Particparon del proyecto los investigadores del Conicet Ricardo S. Sánchez Peña, Demián García Violini y Marcela Moscoso Vázquez, todos con sede de trabajo en el ITBA; Patricio Colmegna, que se desempeña en la UNQ;  Hernáb Battista, Fabricio Garelli, Emilia Fushimi y Nicolás Rosales por la UNLP; los doctores Luis Grosembacher, Cintia Rodríguez, Javier Giunta  y Mariela Stasi del Hospital Italiano de Buenos Aires; los doctores Waldo H. Belloso, Ventura Simonovich, Valeria Beruto y Paula Scibona, del Servicio de Clínica Médica, sección Farmacología Clínica y el doctor Daniel Cherñavvsky, de la Universidad de Virginia, EEUU.

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