Monjas acusan a un cura de abusarlas y luego confesarlas
Tres religiosas de la Congregación Hermanas de San José señalan al presbítero Manuel Pascual. Está preso en el penal de Ezeiza.
Tres monjas de la Congregación Hermanas de San José contaron los abusos del presbítero Manuel Pascual, líder espiritual del lugar, que está preso en el penal de Ezeiza, procesado por dos casos de violación.
Según los relatos de las mujeres, los ataques sexuales comenzaron en 2012 en las instalaciones que ocupan toda una manzana para la Congregación en Ernesto Bavio 2816, en el barrio porteño de Núñez y siguieron al menos hasta 2016.
De acuerdo al testimonio de las religiosas, el sacerdote comenzaba sensibilizándolas con temas personales, les inculcaba una «absolución» del dolor que llevaban consigo y, antes de violarlas, les proponía «gozar». Después del abuso, estando las monjas con el hábito puesto, las confesaba, según publicó el diario Clarín.
Pascual era el líder espiritual de la congregación y el que regía la vida diaria del lugar. Dicen que les prohibía hablar entre ellas, las obligaba a algunas a estar a dieta e incluso les impedía tener acceso a la medicina.
Las víctimas aseguraron que acudieron primero a la Iglesia, pero dicen que les dio la espalda. Luego fueron a la Justicia, que procesó a Pascual y lo envió a la cárcel de Ezeiza con prisión preventiva.
«Mienten, no le hice daño a nadie», dejó escrito en una carta el cura Eduardo Lorenzo denunciado por abuso sexual
Las monjas denunciaron además que el arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, se ofreció a modo personal como aval de la prisión domiciliaria que pretendía conseguir Pascual para seguir detenido en el Hogar Sacerdotal Monseñor Mariano Antonio Espinosa.
La Cámara del Crimen, sin embargo, rechazó el pedido y por ahora el sacerdote seguirá preso en Ezeiza, según determinó el juez de primer instancia Javier Sánchez Sarmiento.
El arzobispado de Buenos Aires emitió un comunicado sobre la denuncia por abuso sexual contra el presbítero Manuel Pascual, en el que detalló que la investigación fue elevada a la Congregación para la Doctrina de la Fe en la Santa Sede y que ese organismo ordenó un proceso judicial canónico a cargo del Tribunal Eclesiástico Bonaerense.
Paralelamente, aclararon, los denunciantes se presentaron ante la Justicia, donde se inició un proceso que determinó la prisión preventiva del sacerdote.
Finalmente, el arzobispado recordó que desde el comienzo del proceso penal respondió a los requerimientos del Tribunal Nacional, y reiteró su «compromiso de seguir trabajando para evitar dentro de la Iglesia toda clase de abusos».