La receta electrónica se amplía: ahora también será obligatoria para estudios, prácticas y procedimientos médicos
Desde este lunes, todas las indicaciones médicas —incluidos estudios, prácticas y dispositivos— deberán emitirse en formato digital a través de plataformas registradas por el Ministerio de Salud. La medida busca unificar y controlar mejor el sistema sanitario en todo el país.

La digitalización de las recetas médicas en Argentina acaba de dar un paso decisivo. A partir de la Resolución 2214/2025, publicada este lunes en el Boletín Oficial, el Ministerio de Salud de la Nación extendió la obligatoriedad de la receta electrónica a todas las órdenes médicas, incluyendo no solo medicamentos de prescripción restringida, sino también estudios, prácticas, procedimientos y la entrega de dispositivos médicos.
La medida forma parte del proceso de implementación de la Ley 27.553, que había comenzado el 1º de enero de este año con la obligatoriedad del formato digital para medicamentos. Ahora, con esta nueva resolución, se cierra el círculo de un sistema que promete ser más eficiente, seguro y trazable.
¿Cómo funcionará el nuevo sistema?
Todas las recetas deberán generarse exclusivamente a través de plataformas autorizadas por el Registro Nacional de Plataformas Digitales de Salud (ReNaPDiS). Estas plataformas estarán interconectadas entre sí, lo que garantizará un sistema interoperable, capaz de adaptarse a distintos prestadores, financiadores y coberturas médicas.
Uno de los ejes centrales de esta transformación digital es la identificación precisa del paciente y de cada receta emitida. Para ello, se utilizará el CUIL como dato principal de referencia, y cada receta contará con una Clave Única de Identificación de Receta (CUIR), un código que permitirá ubicar la prescripción en el sistema de forma segura y sin margen de error.
La implementación de esta clave no solo facilita la localización de las recetas, sino que también mejora la trazabilidad de los tratamientos y refuerza el control sobre la utilización de recursos sensibles, como psicotrópicos o estupefacientes.
Un cambio con plazos definidos
El Ministerio de Salud estableció plazos concretos para que prestadores y plataformas de salud se adapten al nuevo esquema digital:
- 45 días para identificar de forma unívoca todas las recetas.
- 90 días para aplicar el nuevo sistema en medicamentos de receta archivada.
- 120 días para las recetas de prescripción restringida.
Durante ese período, se trabajará en coordinación con los actores del sistema sanitario para garantizar una implementación ordenada, contemplando particularidades técnicas y operativas.
¿Qué pasa con los lugares sin conectividad?
El Estado reconoció que existen zonas del país donde la conectividad sigue siendo un desafío. Por eso, en aquellas localidades alejadas o con dificultades técnicas, la receta en papel seguirá vigente como alternativa válida. “No se puede hablar de modernización sin equidad”, remarcaron desde la cartera sanitaria.
Este matiz intenta evitar que la digitalización, lejos de ser una solución, se convierta en una barrera para quienes viven en regiones postergadas. No obstante, la intención oficial es avanzar hacia un sistema cada vez más uniforme.
¿Qué implica esto para el sistema de salud?
Según el Ministerio, la digitalización integral permitirá reducir errores de interpretación, controlar de forma más precisa el uso de medicamentos sensibles, evitar fraudes y garantizar un mejor seguimiento de tratamientos crónicos. También se espera que esta trazabilidad refuerce los procesos de fiscalización y monitoreo, tanto a nivel médico como administrativo.
Desde asociaciones médicas y entidades farmacéuticas, la noticia fue recibida con cautela. Si bien la mayoría coincide en que se trata de un avance necesario, también hay quienes advierten sobre la necesidad de mejorar la capacitación del personal y asegurar la infraestructura técnica para evitar demoras o complicaciones en la atención.
Una herramienta que apunta a la transparencia y la eficiencia
Detrás de esta medida hay una visión más amplia: construir un sistema de salud moderno, donde la información médica esté protegida, pero también sea accesible y útil para quienes deben tomar decisiones clínicas o de política pública. La tecnología, en este caso, aparece como aliada de la transparencia y del uso responsable de los recursos públicos.
¿Será suficiente para corregir las fallas estructurales que arrastra el sistema? Aún es pronto para saberlo. Lo cierto es que, por primera vez en mucho tiempo, la historia clínica digital y la receta electrónica comienzan a tomar forma como parte de una misma política sanitaria.