La psicóloga infantil Mariela Saraví reflexiona, y llama a reflexionar, sobre el tratamiento que los medios locales hemos dado al hecho ocurrido en la escuela de La Adela, donde se involucra a niños.
Como miembro de la comunidad y como profesional dedicada a los niños, expreso mi gran preocupación por lo que escucho y leo en varios (no todos) medios locales respecto a lo que ponen por titulo o dan en llamar “ABUSO SEXUAL EN LA ESCUELA” . Parece que no se toma aun conciencia de la gran responsabilidad que les cabe a los comunicadores como formadores de opinión o trasmisores de información. No hago distinción al decir esto si para solapar un poco hablan de presunción o directamente lo titulan como abuso, porque a los efectos y consecuencias que generan en la comunidad de oyentes da exactamente lo mismo.
Lo sucedido NO ES UN ABUSO. Para que haya abuso debe existir una relación de asimetría: de edad (5 años por lo menos), de poder, y de grado de conciencia donde uno tiene un desarrollo cognitivo y afectivo suficiente para comprender el acto propuesto y el otro no.
Escucho también una madre, portavoz de otras, tan preocupada y angustiada que por tal motivo es comprensible que se confunda y contradiga en sus dichos y reclamos, que con justeza dice que “no es un tema menor”, porque hay muchas cuestiones a preguntarse acerca de los excesos y desbordes en los chicos, del funcionamiento de las barreras inhibitorias, de los vínculos entre pares, de la impulsividad, etc. etc. Como madres intentan buscar una respuesta a hechos o situaciones que quieren comprender en defensa de cada uno de sus hijos.
Pero la responsabilidad de los medios a la hora de difundir es informando y aportando claridad, no multiplicando la violencia hacia los niños. O abonando en la mirada excluyente y segregacionista con el solo acto de nombrar algo de manera errónea. Se trata, ni mas ni menos, que de los derechos de los niños: No hay un niño, hay todos los niños/niñas.
Necesitamos que los niños aprendan a medir sus actos y palabras, que piensen antes de actuar para controlar la impulsividad; con todo respecto pero sin ocultar mi fastidio, pido lo mismo a los comunicadores locales. Y en primer lugar a la prensa oficial que le compete mayor responsabilidad aun que a la privada.
Mariela Saraví.