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Detuvieron a una odontóloga por cultivar cannabis para tratar su fibromialgia

Pese a estar anotada en el Registro del Programa de Cannabis (REPROCANN) y participar en proyectos de investigación de la Universidad de La Plata relativos a las propiedades de esta planta, por orden del juez Ariel Lijo, 10 uniformados de la Prefectura Naval irrumpieron el miércoles en su casa y llevaron adelante un allanamiento de 12 horas "digno de una película de Hollywood" en el que "me trataron como a una narcotraficante", contó la profesional.

Ese miércoles a la mañana, alrededor de las 8,30, Edith Bernstein regresaba a su hogar, luego de una caminata por el barrio, cuando vio, estacionado frente a la puerta de la vivienda, un «camión blanco grande» de Prefectura Naval, rodeado por 10 agentes armados.

«No entendía qué estaba pasando, así que corrí para preguntar. Pensé que había ocurrido algo con algún familiar. Jamás lo asocié con mi actividad de cannabis medicinal«, relató al diario Página 12.

Cuando ingresó a su vivienda, Bernstein comprobó que los uniformados habían roto las puertas de entrada. «Me pusieron contra la pared, mientras sostenían las itacas. Luego de arrebatarme el celular, me leyeron un acta donde se me incriminaba, a raíz de una denuncia anónima, en una causa penal por narcotráfico, por lo cual, dijeron, tenían la obligación de hacer un allanamiento», continuó la odontóloga.

«Me preguntaron si tenía elementos de corte, provisión y venta de cannabis», recordó indignada. «Les dije que no soy ninguna narcotraficante, que me dedico al cannabis medicinal por mi propia patología, que no vendo flores, no trafico. Solo tengo cepas medicinales. Pero me respondieron ‘usted callesé la boca y siéntese ahí’. No me dejaron explicar nada», denunció.

Luego de llamar «a dos testigos al azar, de la calle», comenzó un allanamiento que se extendió por 12 horas. «Me dieron vuelta todo y se iban llevando pedazos, de indoor, de las plantitas que iba a regalarle a mamás de nenes con epilepsia. Les dije que cultivo diferentes cepas porque hay que ir midiendo permanentemente los principios activos de las mismas y no les importó», añadió Bernstein, quien dijo que incluso utilizaron su computadora e impresora para anotar detalles del operativo.

«Si yo corregía, me decían que me callara y me amenazaban mostrándome las esposas. En un momento, uno de ellos me dijo que si no me callaba la boca, iba a incluir en el acta cosas que no existían», aseguró, aún sorprendida.

Mientras esto ocurría en su domicilio, en la casa de su madre, de 86 años, se producía un allanamiento similar: «De allí se llevaron unas cajas con unos pedazos de planta que yo había dejado, ya que nosotros elaboramos aceite con toda la planta».

En ningún momento, denunció la odontóloga, la dejaron comunicarse con sus familiares o con su médico. «Recién cuando me desmayé, porque tuve un ataque de pánico muy fuerte, dejaron entrar a mi hijo. Fue justo cuando estaba terminando el allanamiento, así que alcancé a pedirle que pregunte adónde me llevaban», detalló.

Finalizado el procedimiento, la subieron al camión y la llevaron a una guardia de Prefectura Naval en la Ciudad de Buenos Aires. «Pedí, por favor, que me dijeran adónde me llevaban, me dijeron que me iban a hacer averiguación de antecedentes y, si estaba todo bien, volvía. Tras cuatro horas sin saber dónde estaba, mi hermano hizo una denuncia por persona desaparecida», precisó.

En la dependencia de Prefectura, relató la profesional, le hicieron fotos, le tomaron las huellas e iniciaron la averiguación de antecedentes. «Después me subieron de vuelta al móvil sin decirme adónde me llevaban, solo que íbamos a hacer otro ‘tramitecito’ y volvíamos. Al final, me terminaron llevando a Sanidad, donde me desnudaron toda y un médico y una médica me revisaron las partes íntimas», confió angustiada.

De regreso en la guardia de Prefectura Naval, logró que dejaran ingresar a su hijo, quien le alcanzó una fruta para que pudiera comer algo y así evitar un nuevo desmayo. «Me tuvieron hasta las 6,30, cuando aparecieron mis antecedentes y reconocieron que eran impecables, por lo que me iban a dar la salida. Pedí que me devolvieran el celular, las cosas para el cannabis medicinal y la plata que habían sacado de mi casa, 19.000 pesos y 3500 dólares, pero me dijeron que no. Pedí comunicarme con el juez y también me dijeron que no», afirmó.

La pesadilla no había terminado: «Me explicaron que tenía que volver a pasar por Sanidad. Les dije que no me iban a tocar un pelo más. Me llevaron igual y le volví a decir al médico que no me dejaría tocar más. Luego de insistir, me dejaron ir de vuelta a la guardia de Prefectura, donde me reencontré con mi hijo y me pude volver para La Plata», concluyó.

Consultada sobre su situación judicial actual, Bernstein precisó: «Ya designé abogados y abrí una cuenta para que me ayuden porque es carísima la defensa».

«Uno de mis abogados me llamó hoy y me dijo que va a tratar de recuperar aunque sea un gotero para mí» ya que «yo tomo 3 aceites distintos dependiendo de cómo estoy y me dejaron sin nada, sin plata, sin mis aceites, sin mis plantas», lamentó la odontóloga, quien se inscribió en el Reprocan «apenas se creó» debido a su cuadro de fibromialgia, una patología que la Organización Mundial de la Salud reconoció como enfermedad en 1993 pero que ella padece desde que era niña.

«Yo consumo aceite desde 2015 y en 2017 tuve mi primera cosecha. Mejoró muchísimo mi calidad de vida. Yo tengo buena alimentación y hago ejercicio, pero nunca había logrado lo que logré con el cannabis», describió, experiencia que «animó a otras personas de mi entorno a querer probar».

«Soy una gran buscadora, busqué mucho sobre lo que me pasaba. El diagnóstico me lo terminé haciendo yo junto con una médica del sur que se solidarizó e investigamos juntas. Después lo corroboré con Marcelo Morante, especialista en cannabis medicinal, y él fue quien me asesoró para empezar a consumir y luego para que yo me pusiera a cultivar«, repasó.

Actualmente, trabaja con 5 ó 6 médicos que «confían en mí», destacó. Y «estoy en el mundo de la investigación, en un proyecto de cannabis y cáncer en la facultad de La Plata que lleva adelante Fernando Riccillo», agregó Bernstein, quien también ha dado charlas sobre cannabis para la Facultad de Veterinaria.

Según contó a este diario, al momento del allanamiento tenía menos de 6 metros cuadrados cultivados, que es lo que establece el Reprocan. Respecto a la cantidad de plantas, admitió que tenía un poco más de las 9 permitidas porque estaba preparando «4 muy chiquititas» para regalar a padres y madres de hijos con epilepsia.

«Yo cultivo para mi patología y también para ayudar a los demás. Lo he regalado, ha habido gente que me ofreció pagarlo. Hay médicos que me mandan sus pacientes. Lo que pido es que se haga justicia por mí y por tantos otros que hacemos esto para tener una mejor calidad de vida», finalizó.

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