El dólar oficial superó los $1.380 y tensiona el escenario económico: qué hay detrás de la escalada
La cotización oficial de la divisa norteamericana subió $55 en una sola jornada y encendió las alarmas en el mercado. En paralelo, el Gobierno enfrenta tensiones con el FMI, caída de reservas y un clima de incertidumbre que desafía la estabilidad económica.

La jornada del jueves 31 de julio dejó una imagen inquietante para el Gobierno: el dólar oficial se disparó hasta los $1.380, marcando un incremento de $55 en un solo día y cerrando el mes con una suba acumulada del 13,5%. Fue el salto más fuerte desde el inicio del segundo semestre y tuvo lugar en un contexto de creciente desconfianza del mercado, una escalada de los contratos de futuro y un intento oficialista por retomar el control sin mucho éxito.
La situación también coincidió con un nuevo pago de intereses al Fondo Monetario Internacional por U$S 801 millones, mientras la esperada aprobación del acuerdo aún no tiene fecha confirmada por parte del organismo.
Fue el propio ministro de Economía, Luis Caputo, quien semanas atrás se animó a ironizar ante un auditorio repleto de empresarios en la Universidad Austral. “Si te parece barato, comprá, campeón”, lanzó el 1º de julio, en un tono distendido, casi desafiante. Por entonces, el funcionario intentaba sintonizar con el estilo provocador del presidente Javier Milei y transmitir seguridad sobre el rumbo económico.
Sin embargo, un mes después, la frase resuena con otra carga. Quienes siguieron ese consejo embolsaron una ganancia del 13% en apenas 30 días, mientras que desde la salida de las LEFI el mercado financiero quedó sumido en una ola de volatilidad que no encuentra piso.
El Banco Nación cerró este jueves con la divisa a $1.380 para la venta y $1.330 para la compra, mientras que en el mercado mayorista se alcanzaron cifras récord: $1.365 y $1.374 según el tramo. En bancos privados, los valores oscilaron entre los $1.345 y los $1.385, mientras que en los contratos de dólar futuro se pactaron precios por encima de los $1.400 para fines de agosto.
La intervención oficial, a través de operaciones en el mercado de bonos y futuros, no logró detener la avanzada. El MEP trepó a $1.364 y el Contado con Liquidación alcanzó los $1.367. Sorprendentemente, el dólar blue fue el que mostró mayor calma, cerrando a $1.280 para la compra y $1.330 para la venta.
Todo esto se da en el marco de una política cambiaria que estableció una banda de flotación teórica con un techo de $1.449 y un piso de $996, con un deslizamiento mensual permitido de 1%. Hoy, ese techo parece más cercano que nunca.
En medio del temblor, el vocero presidencial Manuel Adorni lanzó un mensaje cargado de intención política: “Hay un sector que sigue sin comprender el verdadero poder del superávit fiscal”. La publicación buscó minimizar la gravedad de la situación cambiaria, poniendo el foco en la supuesta solidez de las cuentas públicas como eje del programa económico.
Pero puertas adentro, el nerviosismo es evidente. La baja de la tasa de interés a un día al 32% también favoreció la presión sobre la divisa, mientras los analistas advierten que el esquema actual podría no ser sostenible sin respaldo concreto del FMI y un giro en la política monetaria.
En este mar de inestabilidad, hay un sector que encuentra un respiro: el agro. Este jueves el Gobierno oficializó la baja de retenciones anunciada por Milei, una medida que, combinada con la suba del dólar, mejora los márgenes de liquidación para los exportadores.
El Ejecutivo espera que esto motorice la venta de la cosecha retenida y permita engrosar las reservas del Banco Central, que hoy muestran un retroceso a U$S 38.864 millones. Sin embargo, el impacto real dependerá de la voluntad del sector y de cómo evolucione la relación con los organismos internacionales.
Mientras tanto, el pago de U$S 801 millones al FMI se concretará este viernes, pero la reunión del Directorio para aprobar la revisión del acuerdo sigue sin fecha confirmada. Se esperaba para esta semana, pero el organismo aún no se expidió. En juego está un desembolso clave de U$S 2.000 millones, que permitiría recomponer parte de las reservas.
Durante agosto también se deberán cancelar otros U$S 218 millones a distintos organismos multilaterales, lo que terminará erosionando buena parte de los fondos recientemente anunciados como “préstamos puente”.
Hasta finales de julio, la escalada del dólar no había tenido un traslado directo a precios, pero con el billete superando los $1.300, esa estabilidad comienza a tambalear. Comercios y empresas evalúan cómo responder ante el aumento de costos, mientras que el arranque del mes impone nuevos ajustes: tarifas, combustibles y salarios presionan sobre los márgenes.
La pregunta es si el consumo deprimido podrá contener el traslado a precios, o si asistiremos a una nueva ronda inflacionaria con impacto directo en el bolsillo de los argentinos.