El desguace de INTA, SENASA y CONICET
Mientras el arzobispo de Buenos Aires, Mario Poli, pidió no ser indiferentes con los pobres y recordó en su homilía -luego de la peregrinación a Luján- que el Papa convocó a “ponerse la Patria al hombro”, en la Argentina avanza la “fabrica de pobres” con más despidos, la profundización de la pobreza, restando fondos a la ANSES entre otras políticas de Estado.
A poco menos de un año de la nueva administración Nacional, llega la primera privatización de usinas y obras hidroeléctricas creadas por el anterior gobierno, un fuerte ajuste en INTA, SENASA, CONICET y la educación pública en general; se subieron los subsidios a la enseñanza privada y se disolvieron los programas de atención a chicos de bajos recursos que concurren a escuelas estatales.
La producción térmica de las usinas eléctricas de ENARSA, serán reguladas por empresarios. Las grandes represas hidroeléctricas y centrales nucleares Ensenada Barragán y Brigadier López serán financiadas por otros países. Gas, gasoil y fueloil irán al poder de actores privados del mercado. Privatizará seis usinas nuestras y otras cuatro centrales.
En 2015, anterior administración, se integró 150 mil jóvenes adultos a la educación formal y se alfabetizó a 29 mil. A nivel universitario en la actualidad se dejaron de pagar las casi 20 mil becas para estudiantes de bajos recursos.
En lo que va del años se desmantelaron equipos técnicos, se sumaron despidos masivos y se cerraron los planes en ejecución: Fiscalización de Estudios Secundarios (Plan Fines) y el Nacional de Educación Sexual Integral (ESI); en paralelo, a su vez las obras de infraestructura escolar son discontinuas. Se paralizó el Plan Conectar Igualdad que entregaba netbooks a estudiantes secundarios de todo el país (este año quedaban por repartir 600 mil a alumnos de primer año. Solo se entregaron 100 mil).
En 2017 los chicos no contarán con este recurso tecnológico ni los de primero y segundo año. El proyecto actual prevé que asuman esta tarea empresas informáticas multinacionales.
En 2017, el presupuesto prevé la caída de salarios y desarrollo del CONICET; un baja de US$ 200 millones. El Grupo Ciencia y Técnica Argentina (CyTA), conformado por investigadores de renombre de todas las disciplinas, denunciaron que la medida es un duro golpe al corazón de la ciencia argentina y “pone en riesgo los logros de los últimos 10 años”, porque la falta de partidas alcanza a “un límite sin precedentes”.
