Confusión, contradicciones y una foto: el escándalo que sacudió a las infantiles de Newell’s
En un episodio que mezcló fútbol, infancia y rivalidades históricas, Newell's Old Boys se vio envuelto en una fuerte polémica tras conocerse la "suspensión" de seis niños de 9 años por haberse sacado una foto con Ignacio Malcorra, jugador de Rosario Central, su eterno rival. El hecho, que ocurrió hace aproximadamente tres meses en un torneo infantil en Funes, volvió a encender la mecha de la grieta rosarina, pero esta vez en un terreno impensado: el fútbol formativo.

La imagen, tomada de manera espontánea por padres durante un encuentro frente a Defensores de Funes, se viralizó rápidamente en redes sociales, generando todo tipo de reacciones entre los hinchas leprosos. Algunos sectores, incluso, llegaron al extremo de pedir la expulsión de los menores del club. A raíz de esto, según argumentó la dirigencia, se decidió aplicar una medida que “preservara la integridad física y emocional” de los chicos: tres meses sin entrenar.
Aunque desde Newell’s insistieron en que no se trató de una sanción, sino de una medida consensuada con los padres “por seguridad”, las versiones se contraponen. El presidente del club, Ignacio Astore, rompió el silencio en una entrevista con TyC Sports y aseguró que la decisión se tomó ante amenazas telefónicas recibidas por las familias: “Nos reunimos con los padres y coordinadores. Hubo angustia, incertidumbre y miedo por posibles consecuencias. Fue una medida de precaución”.
Sin embargo, esa narrativa se tambalea con el testimonio de uno de los padres, quien negó rotundamente la existencia de amenazas: “Eso es todo mentira. Nadie amenazó a nadie. Les pedimos que si el problema eran las fotos, que nos sancionen a nosotros, no a los chicos. Pero dijeron que sí o sí ellos debían ser sancionados”, reveló en diálogo con Cadena 3.
La controversia también alcanzó al propio funcionamiento del fútbol infantil en la institución. Carlos Panciroli, coordinador del predio, justificó la decisión como un “correctivo interno” para evitar futuros episodios: “Los chicos son víctimas. La foto la generaron los padres. Pero no se puede usar la ropa del club para sacarse fotos con referentes de Central. Hay que respetar el escudo y sentar un precedente”.
Juan Álvarez, encargado de la Escuela de Fútbol Infantil, fue más allá y habló de manifestaciones y amenazas que incluso alteraron el normal desarrollo de las prácticas en la institución. “Un martes no pudieron entrenar otros chicos por la tensión que se vivía”, dijo.
Más allá del comunicado oficial emitido por Newell’s este martes —que reafirma que no hubo sanción sino una suspensión preventiva acordada con los padres—, el episodio dejó al descubierto un costado delicado de las pasiones futboleras: cuando el folclore se interpone en el desarrollo emocional y deportivo de los más chicos.
La historia todavía no está cerrada. Según trascendió, el club mantendrá una nueva reunión con las familias de los menores para definir los pasos a seguir. Mientras tanto, a los niños aún les resta cumplir casi dos meses sin pisar una cancha con sus compañeros, todo por una foto con un jugador de otro equipo.
El caso expone la delgada línea entre el sentido de pertenencia que buscan los clubes y las decisiones institucionales que, por más justificadas que parezcan, pueden terminar afectando directamente a los que menos deberían cargar con las culpas: los chicos.