Tiene hepatitis autoinmune desde los 15 y hoy trabaja en el hospital que la salvó
Julieta Pérez, una joven de 25 años diagnosticada con hepatitis autoinmune una década atrás, hoy trabaja como costurera en el Hospital Garrahan, lugar que -dice- le «salvó la vida». En el Día Mundial contra la Hepatitis que se conmemora este viernes, Pérez comparte su historia para sensibilizar sobre la enfermedad, su prevención y tratamiento para una mejor calidad de vida en niños, niñas y adolescentes.
Fue en 2013 cuando Julieta escuchó por primera vez el diagnóstico de hepatitis autoinmune tras consultar en el Garrahan por la aparición de los primeros síntomas de la enfermedad, como coloración amarilla en los ojos, vómitos, hinchazón y la orina oscura.
«Cuando llegué al Garrahan me explicaron todo lo que me pasaba. Si no venía, de esa noche no pasaba», recordó la joven en un comunicado difundido por la institución. Dado el estadio de la enfermedad, Julieta ingresó en lista de espera para un trasplante de hígado.
Tras un primer trasplante que su organismo rechazó, recibió un nuevo hígado que, por distintas complicaciones, la llevó a pasar por 17 cirugías y nueve meses de internación.
A una década de aquel diagnóstico, las intervenciones quedaron atrás y «gracias a los cuidados» que recibió hoy lleva una vida con normalidad, practica natación y trabaja en el área de ropería del mismo hospital que la trató.
«Este hospital me salvó una y otra vez durante la internación, después del alta y hasta hoy inclusive. Tengo quienes me quieren y me cuidan, trabajo de costurera que me encanta y siento que le devuelvo un poco de todo lo que el hospital me dio y me sigue dando», expresó la joven.
«Lo primero que hice fueron sábanas para los quirófanos y fue increíble. Las usé en tantos ingresos a quirófano y ahora las estoy confeccionando, pensaba», recordó Julieta. «Me sentí feliz porque me ayudó a ver todo lo que superé hasta llegar acá, a valorar lo que tengo y cuidar mi trasplante», agregó.
Por año, el Garrahan diagnostica unos 60 nuevos pacientes con hepatitis y se atienden 800 consultas de niños, niñas y adolescentes con esta enfermedad.
Además, entre el 60 y el 70% de los trasplantes hepáticos de todo el país se realizan en esta institución, que es «referente para toda Latinoamérica», sostuvo el hospital en el comunicado.
«Me sorprendió la conexión que cada profesional (del Garrahan) tiene con cada paciente. Yo lo sentí, les importamos más allá de su tarea en la recuperación de la salud de cada niño o niña», señaló Julieta sobre los equipos de salud de la institución, que acompañan durante todo el proceso.
La hepatitis autoinmune es una enfermedad crónica en la que el sistema inmunitario ataca el hígado y causa inflamación y daño. Se desconoce la causa, aunque se sabe que existe predisposición genética y puede haber factores desencadenantes.
Los síntomas y signos de la hepatitis autoinmune incluyen fatiga, malestar o distensión abdominal, coloración amarillenta de la piel y los ojos, orina oscura, dolor en las articulaciones, sangrados por la nariz o encías.
Cuando la enfermedad se trata a tiempo, se puede controlar con medicamentos que disminuyen la respuesta inmunológica, mientras que en los casos graves puede ser necesario el trasplante hepático.
Otras hepatitis, en cambio, pueden tener origen viral o en enfermedades metabólicas, tóxicas o vasculares. Las hepatitis A y B pueden prevenirse con vacunas que son gratuitas y obligatorias y están incluidas en el Calendario Nacional de Vacunación. La vacuna contra la hepatitis A debe aplicarse a los 12 meses en una única dosis y para la B, la primera al nacer y luego a los 2, 4, 6 y 18 meses.
Para evitar el contagio de las hepatitis virales, el Hospital Garrahan recomendó siempre lavarse las manos luego de ir al baño y antes de comer, consumir agua potable, extremar los recaudos ante el contacto con personas enfermas, utilizar elementos estériles en procedimientos, incluyendo piercing y tatuajes, y de métodos de barrera para evitar el contagio por vía sexual.