Río Negro: descubrieron huellas de dinosaurios de 95 millones de años con marcas de piel y de garras
Un equipo de científicos y científicas del CONICET reveló recientemente el hallazgo de huellas de dinosaurios saurópodos con marcas de la piel del costado y de la planta de los pies de estos animales, incluyendo, en un caso, marcas de garras. Las pisadas, de entre 30 y 75 centímetros de largo y de entre unos 20 y 30 cm de profundidad, fueron descubiertas en la localidad fosilífera conocida como La Buitrera, ubicada al noroeste de la Provincia de Río Negro, donde afloran rocas de cerca de 95 millones de años, correspondientes a comienzos del Cretácico Superior, cuando un gran desierto se levantaba entre Río Negro y Neuquén: el Kokorkom. El trabajo fue publicado en la revista Cretaceous Research.
A principios de de 2020, en el marco una expedición paleontológica a La Buitrera a cargo de Sebastián Apesteguía, investigador del CONICET y director del Área de Paleontología de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara (que funciona en la Universidad Maimónides), y de la que también participaron los becarios del Consejo Lucila Fernández Dumont y Facundo Riguetti, se descubrieron un grupo de huellas de dinosaurios “en corte”.
Apesteguía explica que las huellas de animales pueden hallarse “en planta”, cuando se pueden observar desde arriba, como si fueran marcas recientes; pero en otros casos, como el de este estudio, se las puede descubrir “en corte”, cuando debido al derrumbe o erosión de la roca es posible identificarlas desde el costado.
Tras la pandemia, la realización de una nueva campaña en 2022 permitió continuar el estudio de las pisadas. A la nueva expedición se sumaron los icnólogos del CONICET en el Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (IIPG, CONICRET-UNRN) Ignacio Díaz Martínez y Silvina de Valais, así como los geólogos del Consejo Gonzalo Veiga y Joaquín Pérez Mayoral, del Centro de Investigaciones Geológicas (CIG, CONICET-UNLP).
Nuevamente en el terreno, los expertos pudieron observar que algunas de huellas, que se encontraban hundidas en el barro, tenían una serie de marcas vinculadas a estructuras del pie o de la mano, que los especialistas suponen que son escamas. También se observaron los ángulos de ingreso y salida del pie, así como las marcas poligonales de las escamas de la planta del pie y, en un caso, las marcas de garras curvas y alargadas.
Aunque los expertos pudieron determinar que las huellas corresponderían a dinosaurios saurópodos, no han podido identificar con exactitud si se trata titanosaurios o de rebaquisaurios, dos de los grupos que habitaban en aquel momento el área de La Buitrera.
“Entendemos que se trata de saurópodos por la forma cilíndrica de las pisadas, así como por las marcas que dejó la garra en una de las huellas, ya que se trata de garras que se encuentran unidas y no separadas en dedos. Sin embargo, como no alcanzamos a precisar si el animal que dejó las huellas tenía tres o cuatro garras, no podemos saber si se trató de un titanosaurio o de un rebaquisaurio”, indica Apesteguía, primer autor del paper y director del estudio.
Los autores del trabajo destacan que es notable que se preserven tan bien un grupo de huellas en un sedimento del desierto, pero señalan que el momento de demarcado coincidió con una etapa húmeda dentro de la historia del desierto Kokorkom, en el que la presencia de arcillas permitió que se marcaran mejor las pisadas en el terreno. Al respecto, los especialistas señalan que tan solo 10 cm por debajo del nivel de las huellas, se observa un nivel con restos rotos de caparazones de tortugas de agua dulce.
En este sentido, Apesteguía destaca: “Estas huellas nos permiten no solo estudiar a los organismos que las dejaron sino también el ambiente, los sedimentos, la humedad y la época del año en que ocurrieron los acontecimientos”.
La Buitrera es una localidad fosilífera que se comenzó a explorar hace casi un cuarto de siglo y en la que se han realizado importantes descubrimientos paleontológicos como dinosaurios carnívoros del grupo de los velocirraptores (Buitreraptor, Alnashetri), cuello-largos (Cathartesaura), dinosaurios acorazados bípedos (Jakapil), cocodrilos omnívoros a herbívoros con hocico de zorro (Araripesuchus buitreraensis), reptiles esfenodontes herbívoros (Priosphenodon avelasi) y carnívoros (Tika), lagartijas, serpientes con patas (Najash rionegrina), mamíferos driolestoideos de hocico largo (Cronopio dentiacutus), tortugas (Prochelidella buitreraensis) y peces pulmonados o dipnoos.
La investigación contó con el apoyo financiero del CONICET, la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica, la Fundación Azara, la Universidad Maimónides y la National Geographic Society. Además, el equipo de investigación contó con el permiso de las familias Avelás y Mariluán, dueñas de los campos en los que se encontraron las huellas, para trabajar en sus propiedades, y con el aval de la Secretaría de Estado de Cultura de Río Negro.