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Mató a su suegro, pagó un asado y estuvo en el velorio

Con el dinero que le robó al padre de su mujer, el asesino se hizo cargo de una comida con sus amigos. En el velatorio lo notaron muy raro. Ocurrió en Catamarca.

El homicidio de Raymundo Barrionuevo (84), un jubilado de la ciudad de Catamarca apuñalado en su casa durante un robo, conmovió a la provincia y convocó marchas de familiares y amigos pidiendo justicia. Sin embargo, se descubrió que el responsable había estado bien cerca: fue su yerno.

El “Gringo” Barrionuevo fue asesinado a golpes. El cuerpo del jubilado fue encontrado cuando uno de sus hijos se acercó a llevarle el almuerzo. Lo halló tirado en el comedor, sobre un charco de sangre. Según pudo reconstruir la policía, Ezequiel “Peque” Condori (33) salió de la casa de la víctima y se fue en taxi rumbo a Balconsa, una localidad ubicada a casi 90 kilómetros del lugar del crimen. Allí pagó un asado para todos sus amigos, junto con varias bebidas alcohólicas. Con la plata, también aprovechó para pagar algunas deudas que tenía.

Según la pericia, la víctima tenía heridas en la cabeza y múltiples puñaladas en cuello y tórax. Sufrió “un shock hipovolémico” tras lo cual falleció desangrado. La casa estaba dada vuelta, por lo que se suponía que había sido por un robo.

Sin embargo, casi una semana después ningún dato certero había sobre el responsable. Tanto fue así que la familia comenzó a planificar una marcha que se iba a realizar el pasado lunes, 23, para pedir justicia y reclamar que el caso no quede impune. Pero a último momento se canceló. Algo había pasado.

Durante el martes, la policía catamarqueña detuvo a Condori tras un allanamiento en su domicilio. Los uniformados hallaron prendas con manchas de sangre, un teléfono celular y lesiones corporales compatibles con la defensa que ejerció el jubilado cuando lo mataban, según afirmó el diario La Unión.

Según contó José Barrionuevo, hijo de la víctima y abogado, cuando empezaron a mirar con detalle las cámaras de seguridad del barrio encontraron la figura de un hombre que tenía la misma forma de caminar que su cuñado.

«Mi padre no le abría la puerta a cualquiera que fuera a mi casa. Empezamos a ver la forma de caminar, de mover el brazo, la estatura, la contextura física y empezamos a sospechar de Condori», contó al canal Tveo Catamarca.

Pero uno de los datos más escalofriantes es que volvió luego a la capital y asistió al velatorio de Barrionuevo. Según testigos citados por El Ancasti, tuvo la deferencia de no acercarse al cajón.

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