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Ludmila Brzozowski: Gladiadora de las aguas

Ludmila Brzozowski, ostenta tres récords argentinos, uno panamericano y uno sudamericano de la disciplina de apnea deportiva. Reveló cómo enseñarle al cuerpo a ignorar las alarmas del organismo ante la falta de oxígeno.

Suele suceder en ocasiones demasiado extraordinarias. Muchas de las veces se trata de un escenario extremo. Llevar al cuerpo humano a su límite, desafiar los parámetros, probar lo imposible puede pensarse como un reto para muchos, pero pocos creerán que se trata de un estilo de vida. Y así aparece en escena la llamada apnea deportiva, esa competencia en el que arriesgados individuos ponen a prueba su capacidad de permanecer debajo del agua sin respirar. Ese acto que parece conformar un cóctel entre sacrificio, paz, meditación, concentración, sufrimiento y hasta milagro.

Ludmila Brzozowski, una periodista de 39 años nacida en Río Colorado, provincia de Río Negro, que en su momento llegó a pesar 110 kilos, que supo acostumbrarse a vivir con poco oxígeno, que superó una enfermedad que le dejó los niveles de hemoglobina por el sótano y que en 2013 descubrió que uno de los grandes hobbies y pasiones de su vida, aguantar la respiración debajo del agua, estaba regulado y hasta ofrecía competiciones deportivas.

La historia comenzó hace apenas tres años y lo recorrido en ese pequeño tramo ya fue suficiente como para demostrarle que poseía un don en la actividad: hoy posee los récords argentinos de las tres especialidades de apnea deportiva, también logró la máxima marca argentina de resistencia debajo del agua, con nada menos que 5 minutos y 29 segundos, y estableció un nuevo récord panamericano de recorrido sin respiración y sin aletas, con una distancia de 134,27 metros.

«Yo hago natación desde los 10 u 11 años. Ya desde entonces, tenía una obsesión por ponerle un número a todo lo que yo hacía. Así, entre cada clase de natación, me dedicaba unos minutos a lo que más me gustaba: aguantar abajo del agua. Mi única meta era ir de una punta a otra de la pileta. Por eso, sólo me enfocaba en la línea recta del suelo«, le aseguró la protagonista.

La apnea deportiva está dividida en tres competiciones: la estática, que consiste sencillamente en la resistencia inmóvil debajo del agua; la dinámica con aletas, que supone el máximo recorrido posible por debajo del agua sin respirar con la ayuda de las famosas «patas de rana», y la dinámica sin aletas, que representa la misma competición pero con los pies desnudos.

«Cuando realicé la primera competencia y pude conseguir metas que nadie imaginaba, le revelé mi pasión a parte de mi familia. Fui a lo de mi papá, que es médico, y le dije ‘puedo aguantar unos cinco minutos debajo del agua’. Me dijo que era una locura y tuvo que venir a comprobarlo para ver que era cierto», afirmó la deportista, que según el último ranking anual -publicado por Just Apnea- de la Asociación Internacional para el Desarrollo de la Apnea (AIDA) y laConfederación Mundial de Actividades Subacuáticas (CMAS) la ubicó como la vigésima mejor mejor marca de este año, en apnea dinámica sin aletas.

La resistencia debajo del agua se convirtió en un estilo de vida para Brzozowski, quien, con la ayuda, la sabiduría y la perseverancia de su entrenadora y hermana Eloísa, logró hacerse un lugar en ese mundo tan particular. «En cinco minutos y medio puede caber la eternidad, o no alcanzar para nada. Pero aquella vez me bastaron para viajar hacia lo más profundo de mi ser… pasar por los rincones donde habitan nuestros miedos, mirarlos de frente y guiñarles un ojo…para regresar más fuerte, más humana, más viva. Y sonriendo; sí, aunque fueran sin respirar», redactó la protagonista en su cuenta de Facebook.

Brzozowski alcanzó la marca de 5 minutos y 29 segundos en la prueba de apnea estática (Anja Corona Bähre)

A la hora de prepararse para la competencia, la apnea demanda esfuerzos, sacrificios y rutinas de práctica muy diferentes a las de un deporte convencional. «La mejor forma de entrenarlo es hacerlo en el agua. Los seres humanos tenemos los llamados reflejos mamíferos de inmersión, un mecanismo de superviviencia que se activa en una situación límite. En general, los bebés tienen más activado ese reflejo y lo que hace el apneísta es volver a entrenarlos», reveló Brzozowski, quien se entrena al menos tres días por semana en la pileta del club Olimpo de Bahía Blanca.

«Yo trabajo la flexibilidad de la caja toráxica y de todos los músculos que intervienen en la respiración, como el diafragma, por ejemplo. Se trabaja para que no nos molesten las contracciones del cuerpo, que te piden eliminar el dióxido de carbono y renovar el oxígeno. Se hace yoga. Hay ejercicios respiratorios, ya que no utilizamos el mismo estilo de respiración que en el día a día», agregó.

Como balance, el entrenamiento de la apnea consiste en llevar el proceso de respiración a unos niveles de perfección inusitados y en trabajar el cuerpo para poder convivir con las alarmas enviadas por el propio organismo ante la falta de ingreso de oxígeno durante un período tan largo.

Ludmila Brzozowski comparte cada detalle de su disciplina junto a su entrenadora y hermana, Eloísa (Sophie Maes)
La próxima competencia de Brzozowski será en Lima, Perú, en el primer torneo internacional indoor, en diciembre (ludmilabrzozowski.wixsite.com/Jean Charles Maes)

La competición, el mundo propio

Hasta que llega el momento de la competición. Según la propia Brzozowski, la competencia de apnea deportiva se puede dividir en dos fases: «La primera es muy agradable, de sensaciones de paz y tranquilidad. Uno hace ejercicios para inducir la bradicardia, para que las pulsaciones bajen, para relajarse. Sentís que no necesitas más nada. Pero lógicamente, en un momento, el cuerpo reacciona ante eso».

«Ahí llega la segunda etapa, que son las contracciones alrededor de los pulmones y debajo del diafragma. Eso pasa porque uno se está llenando de dióxido de carbono. La sangre se va acidificando, cambia el ph y eso lo detecta el centro respiratorio que tenemos en el cerebro. Son mecanismos automáticos. El cerebro envía impulsos para que se activen los pulmones. Nosotros entrenamos para tolerar esta situación y tolerarla un poco más», añadió.

Ya sean cinco minutos y medio, para la prueba estática, o los 134 metros de la prueba dinámica, queda claro que es mucho tiempo, demasiado, el que Brzozowski transcurre debajo del agua. Y así surge el interrogante: ¿Qué sucede en su cabeza durante la competencia?

«La sensación que tenés debajo del agua no se puede comparar con ninguna sensación terrenal. No hay punto de comparación con nada», afirmó. Y completó: «Tenés que enfocarte en el momento que estás en el agua. Yo no hago meditación ni entrenamiento específico. Aprovecho el poder de la respiración y lo uso para relajarme mentalmente. Lo ideal es poder pensar en nada, pensar en el momento presente, evitar pensamientos racionales, que te generen ansiedad, y mejor pensar en imágenes agradables.Pensar consume oxígeno. Yo trato de enfocarme en algunos de los tantos estímulos sonoros que tengo. Busco algo. Algunas personas van siguiendo una canción o un mantra, que son palabras repetidas cíclicamente y que generan sensaciones agradables. Si uno tiene un pensamiento inoportuno, se abre una compuerta y te entra todo a la vez».

Y el tiempo pasa, los minutos corren, la desesperación de los que están afuera se incrementa y ella todavía continúa en su propio desafío: el de aprender a reconocer las alarmas que envía el cuerpo. Por eso, una de las condiciones imprescindibles para un apneísta es nunca divorciarse del sentido común. La salida del agua depende exclusivamente de la voluntad de alguien que incorporó los métodos para escuchar al propio cuerpo. Sin importar las marcas, las medallas ni los récords. «Cada vez que participo en una competición o me dedico a entrenar necesito recordar la primera y única regla de oro de este deporte: nunca hacerlo solo«, sentenció la protagonista, mientras se prepara para participar entre el 2 y 4 de diciembre del Primer Campeonato Internacional de Apnea Indoor, en Lima, Perú.

«En general, tenemos nuestros códigos. Como hermanas tenemos la ventaja de conocernos muy bien, saber lo que le molesta a la otra, cuándo la otra está bien o mal; nos podemos entender con una mirada o una sola palabra. Y eso, en una competencia es muy útil, porque son momentos de tensión y estrés», dijo su entrenadora y hermana Eloísa.

Y Brzozowski emerge, abandona su hábitat subacuático y vuelve al mundo terrenal. Al mundo de enfrentarse a sus verdaderos miedos, al mundo donde se debe lidiar contra el caos y los imprevistos del día a día.

. ( Joaquín Cavanna – Infobae)

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