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En qué provincias está prohibido manejar en ojotas, sandalias o Crocs

Esta semana un hombre fue multado por $1200 por manejar en ojotas por las calles de Guaymallén, Mendoza. Y este hecho abrió una serie de interrogantes clave

¿está prohibido realmente conducir con este tipo de calzado? ¿En qué provincias sí y en cuáles no? ¿Y qué sucede con otros como las sandalias o las Crocs?

Por empezar, la multa que recibió este hombre en Guaymallén es correcta. La Ley 9024 de Tránsito de la Provincia de Mendoza (se reglamentó el año pasado) obliga a los conductores a «usar calzado apropiado, apto para el manejo y control de los pedales». También aclara que «debe ser cerrado y de suela antideslizante», y que «solo se permite calzado abierto si ajusta todo el pie».

La directora del Observatorio Nacional de Seguridad Vial, Verónica Heller, confirmó que, hoy por hoy, Mendoza es la única provincia en la que está prohibido manejar en ojotas y sandalias o crocs abiertas que no ajusten todo el pie. En el resto de las provincias no rige prohibición alguna con respecto al calzado de los conductores.

¿Están permitidas las Crocs?

Sí, en todas las provincias está permitido manejar en Crocs. Excepto en Mendoza, donde por ley los conductores solo pueden circular con este calzado si la cinta de ajuste está colocada detrás de los talones.

¿Y las sandalias?

Igual que las Crocs, las sandalias de cualquier tipo están permitidas para la conducción en todas las provincias. Excepto en Mendoza, donde por ley solo se puede manejar con aquellas que tengan algún tipo de sujeción por detrás de los talones para ajustar todo el pie.

Los peligros de un calzado inadecuado al volante

A la hora de conducir, en lo posible el calzado tiene que ser cerrado y estar bien sujeto a los pies, sin hacer «juego». Esto permitirá acelerar y frenar con mayor precisión y rapidez.

Cualquier tipo de calzado abierto, como una ojota o una sandalia, hará que el conductor pierda el contacto ideal con los pedales. Así, podría realizar una presión extra con el pie y eso generaría maniobras bruscas, por ende peligrosas.

Las ojotas, además, suponen un riesgo extra: al no estar sujetas a la parte trasera del pie, pueden llegar a provocar un enredo o una traba.

A su vez, los especialistas recomiendan no manejar descalzos, ya que los pies no tienen buena adherencia a los pedales. Si no tienen un buen agarre, la pisada podría ser problemática. Sin calzado, la sensibilidad es otra.

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