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El papa Francisco ordenó expulsar de la Iglesia al cura chileno condenado por abuso

Se trata de Fernando Karadima, de 88 años, que en 2011 había sido encontrado culpable por violación y abuso sexual a menores de edad.

El papa Francisco ordenó la expulsión del sacerdocio del párroco chileno Fernando Karadima Fariña, quien en 2011 había sido encontrado culpable por la justicia canónica de violación y abusos sexuales a menores de edad.

«Ha dimitido del estado clerical a Fernando Karadima Fariña»,indicó el comunicado del Vaticano sobre la expulsión del sacerdote más emblemático por los casos de pedofilia dentro de la iglesia chilena.
En 2011, la justicia canónica lo había declarado culpable y le ordenó mantener una vida de reclusión y penitencia. Desde marzo del año pasado, el ahora ex sacerdote de 88 años vive en el Hogar de Ancianos San José, en Santiago de Chile.

A pesar de la condena de la Iglesia, las denuncias presentadas por sus víctimas no prosperaron en la justicia civil, ya que las causas habían prescripto.

Desde que en enero ultimo los casos de abuso por parte de sacerdotes tiñeron su visita a Chile, el Papa decidió encarar una limpieza dentro de la iglesia de ese país y en mayo ordenó llamar a 34 obispos chilenos a la Santa Sede, quienes terminaron por reconocer que habían cometido «graves errores y omisiones» y presentando una renuncia colectiva a sus puestos.

El Vaticano explicó que el decreto que ordena la expulsión de Karadima fue firmado por Francisco el 27 de septiembre y entró en vigencia de forma inmediata.

El comunicado del Vaticano agregó además que Karadima fue apartado de “todas las obligaciones clericales» y que el sacerdote fue notificado este viernes de la decisión del Papa.

Jorge Bergoglio «ha tomado esta decisión excepcional en conciencia y por el bien de la Iglesia» católica y «ha ejercido su ‘potestad ordinaria, que es suprema, plena, inmediata y universal en la Iglesia’, consciente de su servicio al pueblo de Dios como sucesor de San Pedro», concluyó la nota.

El Papa ya había aceptado la renuncia de dos obispos chilenos, el de San Bartolomé de Chillán, Carlos Pellegrín Barrera; y el de San Felipe, Cristián Contreras Molina, investigados por abuso de menores.

Estas renuncias se sumaron a las de otros cinco obispos, entre ellas el de Osorno, Juan Barros; a quien Jorge Bergoglio había defendido durante su última visita a Chile.

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