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El cuerpo de Lucas Muñoz tenía un disparo en la cabeza

Determinar si se trata de un suicidio o de un homicidio será ahora la principal tarea para los forenses que ya están en Bariloche. Con las primeras luces del día, retomarán las pericias en el lugar.

La búsqueda del oficial ayudante de la Policía de Río Negro, Lucas David Muñoz, terminó ayer de la peor manera. Policías del grupo especial COER, que rastrillaban un sector próximo a la Ruta de Circunvalación, hallaron después del mediodía el cadáver del policía, que había desaparecido el 14 de julio pasado en esta ciudad.

Estaba vestido con su uniforme y tenía su arma reglamentaria muy cerca de una mano, revelaron fuentes con acceso a la investigación. Es más, afirmaron que tenía un disparo de arma de fuego en la cabeza. Tenía 29 años y desde octubre pasado cumplía funciones en la comisaría 42 del barrio 2 de Abril.

Muñoz fue visto por última vez alrededor de las 13:20 del 14 de julio en la avenida Juan Herman (exRuta Nacional 40) a pocas cuadras de la comisaría 42. Vestía su uniforme y portaba su arma reglamentaria. Dos agentes que recorrían el lugar lo saludaron y después observaron que dialogaba con el conductor de un Chevrolet Corsa, gris. Pero Muñoz nunca se presentó a trabajar. Y hasta ahora no se pudo ubicar ni el auto ni identificar al chofer.

Desde el Ministerio Público Fiscal informaron ayer tras encontrar el cuerpo que“las características físicas y el vestuario con el que fue hallado coincidirían con las del policía Lucas Muñoz”. “No descartamos ninguna hipótesis”, dijo ayer a las 18 Govetto a este portal, en cercanías del lugar del hallazgo.

Para los abogados querellantes, Alejandro Pschunder y Karina Chueri,“plantaron el cuerpo” en el lugar donde lo encontraron. Señalaron que se había rastrillado ese lugar días atrás y expresaron su disconformidad con el trabajo hecho desde la fiscalía.

Personal del COER de Villa Regina, que había llegado esta semana a Bariloche para colaborar con la búsqueda de Muñoz, encontró después del mediodía el cuerpo. La noticia del hallazgo aceleró las pulsaciones de los investigadores.

Los policías del COER permanecieron custodiando el lugar a las órdenes del subjefe de la Policía de Río Negro, Daniel Jara, que coordinaba el operativo. El jefe de la Unidad Regional Tercera de esta ciudad, comisario Juan Fernández, y el comisario Osvaldo Tellería acompañaban a Jara. Govetto coordinaba las tareas.

 

Minutos después, efectivos de Gendarmería llegaron al lugar. También, el juez de la causa Bernardo Campana y personal del juzgado y de la fiscalía. Los celulares no paraban de sonar. Los abogados querellantes arribaron con Javier Muñoz, hermano mayor del policía desaparecido.

Los jefes del Escuadrón 34 Bariloche de Gendarmería se presentaron en el sitio y se pusieron a disposición de Campana. Periodistas, camarógrafos y reporteros gráficos se concentraban en el lugar a la espera de la confirmación de que habían encontrado el cuerpo sin vida de Muñoz.

Antes de las 16, el juez dispuso que gendarmes preserven el lugar donde encontraron el cuerpo a pedido del fiscal y de los querellantes. Anoche se esperaba el arribo de integrantes del gabinete científico de la Gendarmería, procedente de la ciudad de Buenos Aires, para hacer la peritación en el lugar y levantar todas las muestras necesarias para determinar después, por ejemplo,cuántos días llevaba el cuerpo en ese sitio y la causa de la muerte.

Hubo que recurrir al gabinete de Buenos Aires, porque el Escuadrón 34 Bariloche no tiene un gabinete de peritos en esta ciudad.

El hallazgo del cuerpo de Muñoz generó una profunda conmoción en la comunidad de Bariloche y cientos de personas expresaron en medios locales sus críticas hacia el desempeño de la Policía provincial. Además, coincidió con la visita del gobernador Alberto Weretilneck a esta ciudad.

El cuerpo del policía apareció en un descampado, detrás de una loma de complicado acceso por lo escarpado del terreno, en cercanías de la ruta de Circunvalación. Estaba a menos de 10 cuadras del sitio donde hallaron el cadáver de Micaela Bravo, que apareció el 6 de abril pasado, cuyo crimen sigue impune.

El caso Muñoz complica a la Policía de Río Negro, que depende del gobierno provincial, porque desde el primer momento las sospechas apuntaron a la posible intervención de algunos policías en la desaparición de Muñoz.

Sin embargo, en la cúpula del gobierno provincial no creen que policías hayan estado vinculados con la muerte de Muñoz. Sospechan que intervinieron posiblemente para su encubrimiento, confió ayer una alta fuente oficial con información directa de la causa.

Hay hechos que abonan las sospechas de una presunta intervención policial por lo menos para tratar de desviar la investigación en marcha para ubicarlo.

La noche del 14 de julio, los oficiales Luis Daniel Irusta y Maximiliano Morales entraron, sin orden judicial, en el domicilio de Muñoz, ubicado en Moreno y Frey. Irusta y Morales revisaron todas sus pertenencias y la computadora del policía. Muñoz era amigo de ambos.

El fiscal Guillermo Lista tomó nota de esa irregularidad y abrió una investigación por el presunto entorpecimiento policial para desviar la búsqueda. Por eso, imputó a Irusta y Morales por el delito de violación de domicilio. Irusta está detenido porque se ausentó de Bariloche sin autorización judicial. Personal de la PSA lo detuvo el domingo en Carmen de Patagones, en la casa de sus padres. Hoy, llegará a Bariloche, donde será indagado por Campana.

Otro hecho alimentó la hipótesis del supuesto entorpecimiento policial. El 15 de julio, el sargento de la Policía Néstor Meyreles compró en una agencia de Catriel una línea, con el chip, a nombre de Muñoz y dio su número de documento. La compra la hizo sin orden judicial. Meyreles está detenido por el delito de encubrimiento agravado y abuso de autoridad.

La desaparición del oficial ayudante Lucas David Muñoz ocurrió el 14 de julio pasado cuando se dirigía a trabajar en la comisaría 42 del barrio 2 de Abril de Bariloche. Sucedió mientras transcurría la feria judicial.

Pocos días después de su desaparición, surgieron varias hipótesis para explicar el hecho. Las versiones indicaron que Muñoz desapareció porque investigaba algo vinculado a la presunta venta de estupefacientes, con policías implicados. El jefe de la Policía de Río Negro, Mario Altuna, descartó esa hipótesis porque explicó que como oficial ayudante se encargaba de recibir denuncias de vecinos en la comisaría 42 del barrio 2 de Abril.

Después, surgió la hipótesis de una posible vinculación con el homicidio de Micaela Bravo, la joven madre de tres hijos que fue asesinada y cuyo crimen impune. Algunos puntos en común alimentaron esa hipótesis.

Micaela desapareció el 23 de marzo pasado en el barrio 2 de Abril. Durante dos semanas la buscaron y su cadáver apareció el 6 de abril pasado, en un descampado. Los investigadores tampoco descartaron un motivo pasional o la posibilidad de un suicidio. (Río Negro)

 

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