Despiertan los virus del pasado: científicos reviven un patógeno de 48.500 años y reavivan la alarma global
Una nueva investigación realizada por científicos franceses reaviva un debate tan fascinante como inquietante: ¿estamos frente a una amenaza biológica del pasado? El hallazgo de un virus de 48.500 años, resucitado a partir de muestras del permafrost siberiano, encendió las alarmas en la comunidad científica internacional.

El equipo del Centro Nacional Francés de Investigación Científica logró revivir y caracterizar 13 virus desconocidos, a los que llamaron “virus zombis”, ya que, a pesar de haber permanecido congelados durante milenios, conservaron su capacidad infecciosa. Uno de ellos, el Pandoravirus yedoma, ostenta ahora el récord del virus más antiguo jamás reactivado.
En el permafrost, una vasta capa de suelo permanentemente congelado que cubre una cuarta parte del hemisferio norte. Este “freezer natural” ha mantenido intactos virus, bacterias, carbono y hasta el pelaje de mamuts desde hace cientos de miles de años. Pero el cambio climático está alterando ese equilibrio: el calentamiento global acelera el deshielo del permafrost, liberando material orgánico y agentes infecciosos que habían quedado atrapados en el hielo desde tiempos remotos.
Los virus revividos no solo son antiguos, sino también diversos: fueron encontrados en lugares tan insólitos como el fondo de un lago, los intestinos de un lobo siberiano y hasta en restos de mamuts. Cada uno posee un genoma distinto, lo que indica la increíble variedad viral que puede estar oculta bajo el hielo.
Jean-Marie Alempic, microbiólogo a cargo del estudio, advirtió que esta situación “no es meramente hipotética”. Y recordó el antecedente de 2016, cuando un brote de ántrax afectó a decenas de personas en Siberia tras el deshielo de un cadáver de reno congelado desde la Segunda Guerra Mundial.
Por ahora, el equipo francés asegura que estos virus no representan una amenaza para los humanos. Pero advierten que muchos otros virus dormidos aún no han sido identificados, y podrían activarse en el futuro. Si alguno de ellos tuviera la capacidad de infectar humanos, animales o plantas, el impacto sanitario podría ser devastador.
Además, el estudio alerta sobre la falta de actualizaciones científicas en los últimos años respecto a virus vivos atrapados en el permafrost, justo cuando el calentamiento global hace cada vez más probable que emerjan.
Lejos de un guion de ciencia ficción, este descubrimiento plantea un nuevo dilema para la humanidad: ¿cómo protegernos de amenazas que no pertenecen al futuro, sino al pasado más remoto?
Mientras tanto, la comunidad científica continúa investigando, sabiendo que el hielo que se derrite podría estar liberando más que agua: podría estar despertando a los antiguos habitantes invisibles del planeta.