Familia

Cómo manejar a un hijo enérgico o demasiado «travieso» 

Medicamente se conoce como niño "enérgico” cuando es muy activo, intenso y tiene un carácter muy fuerte, o cuando es muy travieso. Esto puede ser especialmente difícil de manejar hasta que cumpla los 3 años.

Y ¿Cómo podemos saber si nuestro hijo o nuestra hija es enérgico/a?, primero que nada tenemos que saber que casi la totalidad de niños de entre 1 y 2 años son inquietos, se trepan, saltan y tiran cosas, dice Mary Sheedy Kurcinka, educadora de padres y autora de los conocidos libros Raising Your Spirited Child y Kids, Parents, and Power Struggles: Winning for a Lifetime.

Los niños enérgicos son todo un reto, pero hay maneras de reducir las luchas diarias y de enseñar a tu hijo a «relajarse». Resumimos las estrategias principales que propone Kurcinka:

Decirle lo que pasará después

Todos los niños chicos se ponen ansiosos cuando no saben lo que va a pasar después, pero la mayoría de los niños enérgicos necesitan que les expliques los eventos que van a acontecer con un nivel de detalle que te puede llegar a sorprender.

Recordá que para los pequeños de entre 1 y 2 años, las palabras no siempre son suficientes. Podes decirle «Mamá te va a ir a buscar a la guardería», por ejemplo, pero es posible que se olvide de eso durante el día.

A veces, las señales visuales pueden ayudar. Si van a venir los abuelos de visita, mostrále fotos de ellos antes de que lleguen. Incluso podés hacer un álbum de fotos con sus rutinas nocturnas: baño, pijama, cuento, cama. No podés eliminar todas las sorpresas de la vida de tu hijo, claro, pero podés reducir el estrés al mínimo, avisándole de antemano cuando puedas.

Hablá con claridad y sé constante

Los niños enérgicos necesitan la seguridad y la constancia de reglas claras, así que es importante establecer límites. Si la hora de la siesta siempre es después de la hora de comer y tu hijo te hace una escena, sé firme y mostráte seguro de ti mismo cuando lo acuestes a dormir la siesta.

Quédate cerca

«Mientras los niños avanzan hacia su independencia, siguen necesitando una conexión con vos», asegura Kurcinka. Quizá tu hijo quiere que le acaricies la espalda antes de dormir o le guste acurrucarse con vos por la mañana.

Al principio, te parecerá que estas tácticas lo frenan, pero en realidad te ayudan a ahorrar tiempo porque evitas enojos, berrinches y discusiones. “Los niños pequeños necesitan saber que pueden confiar en que estarás ahí para apoyarlos. De esa manera serán más independientes», añade Kurcinka.

Crea un entorno positivo

«¡Yo puedo!» son las palabras favoritas de un niño pequeño, afirma la terapeuta. Permití que tu hijo eche el jugo usando una jarrita chica, que use un tenedor durante la cena y que se ponga sus propio calzado. Aunque todo resulte un poco más desaliñado de lo habitual o tardes un poco más, merece la pena que aumentes así su grado de independencia y su cooperación.

También, mirá cómo tenés la casa organizada. ¿Hay un espacio debajo en la cocina que contiene recipientes de plástico con los que puede jugar? ¿Son fáciles de alcanzar sus juguetes y libros? ¿Hay una cama, sofá o almohada en el piso sobre la cual puede saltar?

Evita los detonadores

Si a tu hijo enérgico le cuesta adaptarse a personas nuevas, no lo sientes sobre la falda de papá Noel. Quédate cerca y acérquense juntos a Papá Noel, o espera un año más. No lo obligues. Si notas a tu pequeño cansado o exaltado en una fiesta, no te pongas mal y andáte temprano, antes de que tu hijo pierda el control.

Calma sus sentidos

Ayuda a tu hijo enérgico a calmarse cuando comience a subir el nivel de intensidad. El agua puede resultar particularmente calmante: basta con darle un baño caliente en una noche fría, ponerle una toalla fresca sobre la frente durante una tarde de verano, o dejalo jugar con sus patitos de goma en la pileta de la cocina cuando estás cocinando.

Para niños un poco mayores (de 2 a 3 años), las pinturas para los dedos y la plastilina para modelar son actividades que calman los sentidos. Los niños más pequeños (menores de 2), se sienten bien cuando juegan con arena o harina.

Reconoce sus sentimientos

Habla con tu hijo acerca de por qué comienza a perder el control y hacéle saber que no es el único que a veces se siente agotado por emociones difíciles. Probá decirle “las personas y el ruido te están molestando, y también me molestan a mí. Nos vamos cuando pague».

Aunque no creas que a esta edad vaya a entender lo que decís, explicále igual (pero no te enojes si tus explicaciones no hacen que siga tus instrucciones sin protestar). Los niños de 1 a 2 años no son capaces de cambiar su comportamiento como respuesta al razonamiento verbal, pero este ejercicio te ayudará a sentir empatía por tu hijo y a la larga aprenderá a reconocer qué es lo que lo pone nervioso, antes de perder el control por completo.

Premia su buen comportamiento

No tengas miedo que se le suban a la cabeza tus halagos. Apoya siempre sus esfuerzos con mensajes positivos: “Gracias por salir de la bañera cuando te pido” o “Realmente conseguiste hablar en voz baja en casa de la tía hoy”. Procurá nunca perder la oportunidad de halagar el comportamiento que intentas enseñarle.

Establece expectativas realistas

Los adultos damos por hechas muchas transiciones diarias: salir de la casa, subirse y bajarse del auto, ir a la guardería, al supermercado, a la casa de nuevo y a la cama, pero resultan difíciles para un niño enérgico, que necesita tiempo extra para adaptarse a los cambios y que puede sentirse abrumado por las personas y el ruido.

«Un niño de 2 años ha pasado un promedio de 500 horas en un auto”, dice Kurcinka. «Preguntale: ‘¿Puedo esperar que mi hijo pequeño lo lleve bien?'» Cuando sea posible, pasa por alto transiciones y peticiones poco realistas: ¿Realmente tenés que parar en este ultimo negocio o podés esperar a otro día?.

No etiquetes

Lo más importante es que procures observar cómo describís a tu hijo. El “niño difícil” que además es “terco”, “cansador” y “llorón” también es un niño enérgico que es constante y sensible, dos virtudes que se admiran en los adultos. Usa etiquetas positivas cuando hables de tu hijo con familiares y maestros, y también ellos llegarán a ver sus virtudes.

Y cuanto mayor sea su autoestima, más querrá tu hijo enérgico aprender a comportarse mejor. Cuando te centras en los atributos positivos y los puntos fuertes de tu hijo, cambia tu actitud y esto a su vez cambia la actitud y el comportamiento de tu hijo.

Dale tiempo para jugar y correr

A los pequeños les encanta estar en movimiento. Aseguráte que tiene suficiente actividad física al día y tiempo para explorar y jugar, en especial al aire libre. A menos que estén durmiendo, un niño pequeño no debería estar inactivo por más de una hora seguida.

Estar activo ayuda mucho a mejorar su control musculara, balance y coordinación. Cuando jugás con tu hijo y toman turnos, como al jugar a patear la pelota, estará practicando autocontrol.

Dominar una actividad física es bueno para su autoestima y autoconfianza. Mientras más confianza tenga en lo que pueda lograr, es más factible que se comporte mejor.

Cuidáte

Seguramente encuentres difícil, si no imposible, anunciar que necesitas más tiempo para vos como papá o mamá. Pero la casa no tiene que verse perfecta y las cenas no tienen que ser de gourmet. Si ya es medianoche y estás cansado o cansada, deja los platos sucios en la pileta.

Lo más importante, dice Kurcinka: «Arma una red de apoyo. No podés hacerlo todo, siete días a la semana y 24 horas al día”. Tu hijo se beneficiará de verte revitalizado a vos también. Ya sea tu pareja, una amiga, un familiar o una niñera, encontrá a alguien de confianza que pueda cuidar a tu hijo con regularidad y permití que te ayuden.

Fuente
BabyCenter
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