Familia

¿Cómo beneficia a los niños creer que los deseos se cumplen?

El niño niña que cree que sus sueños se cumplirán, indudablemente, confía en sus propias capacidades y en las oportunidades que le ofrece la vida.

Si algo caracteriza la infancia es la ilusión, la inocencia y la fe. Los niños poseen una mente limpia y una desarrollada imaginación por lo que, para ellos, todo es posible. Así, es común observar a los más pequeños pidiendo deseos en ciertas ocasiones. Pero, además, piden con la absoluta convicción de que los deseos se cumplen.

A nosotros, los grandes estos actos nos resultan tiernos, pero ingenuos, porque ya hemos desarrollado el pensamiento lógico. Sin embargo, al hacerlo, también hemos perdido gran parte de la confianza que los niños poseen en sí mismos y en el mundo. Por eso, ayudemos a los mas pequeños a aprovechar este potencial para desarrollar los rasgos más positivos de su personalidad.

Autoestima y optimismo

A pesar de lo irracional de la creencia, tener seguridad en que los deseos se cumplen potencia dos de las cualidades más importantes destacadas por la psicología positiva: la autoestima y el optimismo. Saber que lo que deseas ocurrirá implica confiar en que tenes todo lo necesario para lograrlo y en que el mundo está lleno de posibilidades.
Ha quedado ampliamente demostrado que las personas que poseen estas dos características son más felices y exitosas. Afrontan la vida con mayor vitalidad y determinación, y son capaces de gestionar el fracaso de una manera más productiva. La confianza es el motor que nos impulsa a trabajar por nuestros sueños.

Los deseos se cumplen

Quien creyó que su deseo se cumpliría lo vio cumplirse. Pero no por haberlo pedido al soplar las velas, sino porque su convicción le llevó a creer en sí mismo y a buscar y crear las oportunidades. Este éxito confirmará su creencia de que es capaz de lograr lo que se proponga, de que el mundo es un lugar amable y confiable, y de que sus deseos pueden hacerse realidad. Le proporcionará una sensación de control sobre su propia vida que es indispensable para gozar de una buena salud emocional.

Por el contrario, el niño que no alcanzó su objetivo verá corroborada su idea inicial de que no posee las cualidades suficientes y de que no tiene control sobre lo que sucede. Así, desarrollará una actitud derrotista y conformista que le generará sentimientos de infelicidad e indefensión.

La diferencia entre el éxito y el fracaso radica, muchas veces, en nuestra capacidad para creer que el logro está a nuestro alcance. Por eso, si tu hijo pide deseos, alimenta su convicción. Animálo a creer, a confiar en sí mismo y a mirar la vida con optimismo. A lo largo de los años no todos sus sueños se cumplirán, pero, sin duda, afrontar la decepción con una autoestima sólida y un optimismo bien arraigado le ayudará enormemente a salir adelante.

A través de
Río Colorado Informa
Fuente
Elena Martín
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