Salud

19 de Octubre, Día Mundial del Cáncer de Mama

“Tenía mucho miedo, pero el deseo de ser madre fue más fuerte”, el desafío de buscar un embarazo después del cáncer de mama

El 7% de los tumores mamarios se diagnostican antes de los 40 años. Especialistas afirman que es posible y seguro tener un hijo tras el tratamiento, pero que es importante que las pacientes lo planteen previamente para definir una estrategia adecuada de preservación de la fertilidad.

En julio de 2014 Rosario recibió una noticia que la dejó en shock: le habían detectado un cáncer de mama muy agresivo en su pecho izquierdo. Tenía 36 años y su doctora le indicó hacer una cuadrantectomía, una cirugía que extirpa el tumor y los tejidos que lo rodean sin extraer la mama. Luego siguió con quimioterapia, rayos y finalmente un tratamiento a largo plazo con tamoxifeno. Lo mantuvo durante tres años hasta que en 2018, con asesoramiento de sus médicos, decidió interrumpirlo para cumplir con un sueño: ser madre.

Tuve muchísimos miedos, había gente que me decía que era una bomba de hormonas, que no me iba a hacer bien quedar embarazada después del tumor. Pero mi deseo de ser madre fue más fuerte, cuenta ahora, cuando su hijo Joaquín, de 5 años, disfruta de los últimos meses en el Jardín antes de empezar la primaria.

La historia de Rosario está lejos de ser un hecho aislado. En la Argentina se detectan cada año 22 mil nuevos casos de cáncer de mama y se estima que el 7% se da antes de los 40 años. Es decir que estos diagnósticos coinciden con la etapa de mayor fecundidad de las mujeres. Por eso motivo, muchas veces en los consultorios médicos se plantea un doble desafío: iniciar los tratamientos oncológicos rápidamente y, en paralelo, hallar el mejor camino para preservar la fertilidad.

“Toda paciente en edad fértil debe recibir asesoramiento en cuanto al impacto que los tratamientos tendrán en su fertilidad futura y si lo desea, debe ser rápidamente derivada a un especialista en oncofertilidad para el estudio de su reserva ovárica, así como para ofrecerle el mejor procedimiento de preservación de la fertilidad”, explica la doctora Gabriela Candás (MN 92464), miembro de la Sociedad Argentina de Mastología (SAM) y cirujana mastóloga del Hospital Británico de Buenos Aires.

El método más comúnmente usado es la crioperservación de ovocitos, por el cual se congelan los óvulos antes de iniciar la terapia contra el cáncer con el objetivo de fecundarlos e implantarlos en un futuro. Previamente los expertos le brindan a la paciente información sobre los efectos que pueden tener los tratamientos. Los esquemas de quimioterapia, por ejemplo, contienen drogas que ejercen un efecto gonadotóxico, es decir que actúan en forma directa sobre las gonadas y pueden comprometen la fertilidad futura.

La experta agrega que “el deseo de maternidad futura no modifica los tratamientos que se tienen que llevar a cabo. Toda paciente con diagnóstico de cáncer de mama deberá recibir el tratamiento acorde al estadio y la biología de su enfermedad. Pero la rápida consulta al especialista en oncofertilidad evitará demoras innecesarias. La importancia de iniciar rápido la terapia indicada radica en que cuanto antes comienza, más efectiva es. De hecho, el 90% de los tumores mamarios son curables en sus primeras etapas de desarrollo.

Un plazo de dos años

Tal como sucedió con Rosario, los expertos recomiendan retrasar un tiempo la búsqueda del embarazo después de atravesar el tumor. “En general se recomienda esperar dos años, ya que es el período en el que con mayor frecuencia podemos encontrar alguna recaída de la enfermedad. Sin embargo, hoy contamos con evidencia científica para suspender temporariamente el tratamiento en algunos tipos tumorales (aquellos que expresan receptores hormonales) y retomarlo luego de dos años, en los que la paciente puede buscar el embarazo, tener su bebé y amamantar”, detalla la doctora Sabrina Barchuk (MN 126304), miembro de la SAM y médica de planta de la sección Mastología del Hospital Fernández.

Las especialistas aclaran que no se recomienda el embarazo mientras se está recibiendo un tratamiento oncológico activo. Por lo cual, toda paciente que recibe quimioterapia, radioterapia u hormonoterapia, debe utilizar un método anticonceptivo seguro. “Si el deseo de embarazo existe, debe consultar con el especialista quien podrá asesorarla sobre el tiempo que debe transcurrir entre la suspensión del tratamiento y el inicio de la búsqueda”, remarca Barchuk.

En el caso de Rosario, que tuvo un subtipo muy agresivo de cáncer de mama (un carcinoma invasor de mama bilateral), el tumor reapareció 8 años después en el pecho derecho, por lo que actualmente se encuentra en tratamiento tras haberse sometido en septiembre a una mastectomía con posible reconstrucción. Sin embargo, nada de esto impidió que con el asesoramiento adecuado pudiera cumplir el sueño de ser madre.  “Mis cuidados fueron a rajatabla con mi mastóloga y mi oncólogo, además de mi obstetra, quienes me ayudaron a disipar dudas y miedos”, cuenta.

“No hay ningún tumor de mama tras el cual se desaconseje el embarazo. Sí hay que tener en cuenta también que según el tratamiento realizado algunas drogas tardan más en ser eliminadas de nuestro organismo por lo que se requiere esperar para que no produzcan alteraciones en el crecimiento ni desarrollo del bebé”, agrega la doctora Candás.

Tampoco hay inconveniente en amamantar tras haber sido tratada por un cáncer de mama. Suele ocurrir que el bebé rechaza la mama que ha tenido el cáncer y se desconoce la razón que lo genera, pero puede realizarse la lactancia con la otra mama“También es frecuente que si la mujer ha recibido radioterapia produzca menor volumen de leche de la mama tratada. Pero no hay ninguna evidencia científica que demuestre que ello produzca un daño para la madre ni para el niño lactante”, agrega Barchuk.

Primero el tratamiento, luego el embarazo

“Yo atravesé el camino del tratamiento oncológico, sin pensar en qué momento llegaría mí posibilidad de ser mamá. Cuando sentí que era el tiempo, tomé la decisión”, cuenta Nadia, a quien en 2018 le diagnosticaron un tumor de mama luego de que ella misma detectara “una pelota” en su pecho izquierdo. Como tenía una mutación en el gen BCRA2 que aumentaba el riesgo, le indicaron extraer también la mama derecha en forma preventiva. Luego inició un esquema que incluyó cuatro sesiones de quimioterapia, 24 de rayos y un tratamiento a largo plazo con tamoxifeno.

“En principio sentí que se frustraba mí sueño de ser mamá. ‘Mastectomía bilateral’ me sonaba a no poder ser una buena mamá, porque no iba a poder amamantar a mí bebé. Fue difícil atravesar la idea de que un cáncer tan joven podría arrebatarme la vida, pero me convencí de que no iba a ser así. Ahí fue cuando decidí que ser mamá iba a ser parte en mi vida, cuenta sobre el momento en que su cabeza hizo un clic que le permitió pasar de los miedos a la esperanza de superar el tumor y encarar la maternidad.

En 2020, con 35 años, tomó la decisión de someterse a un tratamiento de fertilidad. El primer intento no funcionó, pero con el segundo llegó el tan esperado resultado: positivo“Una vez que logré quedar embarazada, solo tuve los cuidados que cualquier futura mamá tiene. Desde lo físico, trate de mantenerme en movimiento, hice natación hasta muy poco antes del parto. Cuide mi alimentación, no en forma excesiva, pero sí pensando en lo mejor para nosotras. Sí, tuve una hermosa niña, relata.

En su experiencia, el acompañamiento médico fue clave para superar miedos y disfrutar de un momento único a pesar de los obstáculos iniciales que le planteó la enfermedad. Mi mastóloga fue mi ancla con la vida. Mi familia lo fue y lo es todo, pero tener un profesional que te haga sentir segura y te hable con claridad, te hace dar cada paso con seguridad”, sostiene.

 Un camino posible y seguro

A los 41 años, Yamila ya había sido mamá y planeaba tener otro hijo cuando le detectaron un carcinoma in situ de mama. “Se me vino el mundo abajo. Además del miedo y la incertidumbre a lo que iba a venir, tuve que dejar de lado los planes de quedar embarazada, algo que deseaba mucho. Sentí que me tenía que ‘resignar’ a no tener otro bebé”, recuerda.

Todo fue muy rápido. El diagnóstico llegó el 5 de agosto de 2020, en plena cuarentena por la pandemia de Covid, y en menos de dos semanas entró a quirófano. Para octubre, ya estaba haciendo radioterapia, a lo que le siguió un tratamiento con tamoxifeno de forma diaria.

Una vez finalizadas las sesiones de rayos, Yamila habló con su mastóloga y comenzó a buscar su segundo hijo. A los dos meses quedó embarazada“Mi vida fue normal y me realice ecografías mamarias de control. Mi mayor miedo era que el tumor reincidiera, porque sabía que no podía realizarme mamografías estando embarazada, pero confíe en que todo iba a estar bien, que la vida me había dado otra oportunidad y nada tenía porque salir mal”, cuenta.

En el marco del Día Mundial del Cáncer de Mama, Yamila aprovecha su experiencia personal para dejarles un mensaje a otras mujeres que hoy estén afrontando una situación similar. “Yo les diría que vayan paso a paso, que se enfoquen en su tratamiento y que hablen con su médico sobre las posibilidades y riesgos de buscar un embarazo. Y sobre todo, que no pierdan las esperanzas siempre la vida nos da una oportunidad: todo llega”, afirma.

Más allá del impacto lógico que tiene recibir la noticia de un tumor, las especialistas incentivan a las pacientes que quieran quedar embarazadas en un futuro que lo comenten cuanto antes al equipo médico para que puedan recibir un mejor acompañamiento y asesoramiento. “El mito que existe es que el embarazo empeora el pronóstico de la mujer que ha tenido un cáncer de mama. Hoy gracias al trabajo y compromiso de especialistas y pacientes de todo el mundo que participaron en estudios clínicos sabemos que el embarazo luego de un cáncer de mama es posible y es seguro tanto para la mamá como para el bebé”, concluye la doctora Barchuk.

  Actividad para pacientes

El lunes 30 de octubre de 18 a 20 horas, la SAM llevará a cabo el encuentro “Emociones Compartidas” para mujeres que han atravesado un cáncer de mama, una actividad presencial coordinada por las Dras. Carola Allemand, Verónica Fabiano y Mariela Motta.

En este encuentro, Mariana Naiman y Camila Gómez invitan a ponerle palabras e imágenes a esta enfermedad, en un recorrido que ambas han creado luego de atravesar un diagnóstico de cáncer.

Para mayor información e inscripción, te invitamos a visitar las Redes Sociales de la Sociedad Argentina de Mastología.

Atacar el tumor antes de operar: la estrategia que gana terreno en la lucha contra el cáncer de mama

En los últimos 10 años se duplicó el uso de quimioterapia u hormonoterapia antes de la cirugía. Al  reducir el tamaño del tumor, favorece el tratamiento y en muchos casos permite evitar la mastectomía. La importancia del abordaje multidisciplinario y las novedades en radioterapia.

El primer objetivo en la lucha contra el cáncer de mama es la detección precoz, la herramienta que se convirtió en la llave para salvar vidas. El segundo: iniciar cuanto antes el tratamiento, ya que un tumor puede ser curado en más del 90% de los casos si se lo aborda a tiempo. En medio de esta carrera contra la enfermedad, el desafío de los médicos es definir la terapia que se ajuste a las necesidades de cada paciente. Y aunque muchas veces se pueda pensar que el mejor camino es “operar ya”, la práctica demuestra lo contrario. De hecho, cada vez gana más terreno la neoadyuvancia.

¿De qué se trata? “En el abordaje de una paciente con cáncer de mama se utilizan todas o algunas de las opciones terapéuticas según el tipo de tumor y el estadio de la enfermedad (que está dado por el tamaño del tumor y si están comprometidos los ganglios y otros órganos). Los tratamientos neoadyuvantes son aquellos en los cuales se inicia una terapia antes de la cirugía, que puede ser quimioterapia o en algunos casos seleccionados hormonoterapia”, cuenta la doctora Verónica Fabiano (MN 122874), médica ginecóloga y mastóloga del Instituto Alexander Fleming (IAF).

La especialista destaca que aunque este tipo de abordaje se emplea desde hace tiempo, en los últimos 10 años se duplicó su utilización“Antes se aplicaba solamente para aquellos tumores que eran muy avanzados localmente. Pero gracias a los últimos avances en cuanto al conocimiento de los distintos tipos de tumores y las terapias dirigidas, la indicación ha ido en ascenso. Uno de los objetivos es evaluar cómo responde al tratamiento y eventualmente cambiar la terapia o añadir una diferente”, detalla.

La quimioterapia neoadyuvante tiene entre sus beneficios la posibilidad de reducir el tamaño del tumor“En muchas ocasiones esto permite no solo convertir en operable un tumor que antes no lo era, sino también evitar realizar una mastectomía y optar por tratamientos conservadores tanto en la mama como en la axila”, destaca la doctora Luciana Sabatini (MN 153025), mastóloga y ginecóloga del IAF, en el marco del Día Mundial del Cáncer de Mama que se conmemora este 19 de octubre.

  Una segunda oportunidad de tratamiento

En la Argentina se detectan cada año 22 mil nuevos tumores mamarios, según cifras oficiales, por lo que es la patología oncológica con mayor incidencia entre las mujeres. “Hoy en día hablar de cáncer de mama no es hablar de una sola enfermedad, sino que involucra a múltiples enfermedades ya que hay distintos subtipos. Dentro de ellos, los tumores Her2 positivos y los Triple negativos, que midan más de dos centímetros o que tengan compromiso axilar, son los que sin duda tienen indicación de terapia neoadyuvante, afirma la doctora Fabiano.

La elección de este tipo de esquemas brinda un beneficio adicional, ya que permite evaluar la respuesta al tratamiento con quimioterapia, inmunoterapia o terapias dirigidas. La doctora Carolina Chacón (MN 82741), especialista en radioterapia oncológica y jefa del Departamento de radioterapia del Instituto Alexander Fleming, explica que “estos tratamientos varían según el subtipo de tumor. Por ejemplo, en los tumores Her2 positivos y triple negativo, la presencia de enfermedad residual hallada en la cirugía y luego del tratamiento con estos agentes se asocia a peor pronóstico. En estas situaciones es recomendable indicar terapias oncológicas posteriores a la cirugía, con agentes distintos, para disminuir este riesgo”.

Esa experiencia previa a la intervención quirúrgica brinda una perspectiva adicional que posibilita hacer ajustes en el abordaje de la enfermedad. “Por estas razones, los esquemas con neoadyuvancia permiten una ‘segunda oportunidad de tratamiento’ en cáncer de mama. Debe destacarse que esta posibilidad no podría considerarse en aquellos pacientes que realizaron el tratamiento quirúrgico como estrategia inicial”, agrega Chacón.

Un abordaje multidisciplinario e integral

Los expertos consultados coinciden en que tan importante como conocer las características y el subtipo del tumor, es conocer a la paciente. Deben ser asesoradas adecuadamente, para que se sientan contenidas y acompañadas, porque detrás de cada cáncer de mama hay una persona y cada una es distinta por su edad, sus comorbilidades y su historia de vida.

“El abordaje integral y multidisciplinario es hoy en día una pieza fundamental. Múltiples estudios han demostrado que esta modalidad se relaciona con una mayor tasa de éxito en el tratamiento de las pacientes. Para lograrlo, es necesario individualizar cada caso, y debatir cuáles son las mejores estrategias conformando un equipo que ofrezca la mejor contención desde el aspecto médico y psicológico, tanto del paciente como de su familia”, explica la doctora Sabatini.

En el caso del Centro Mamario del IAF, por ejemplo, más de 40 oncólogos, mastólogos, imagenólogos mamarios, patólogos, radioterapeutas y psicóncologos trabajan en forma multidisciplinaria en la prevención, diagnóstico, tratamiento y seguimiento del cáncer de mama. Uno de los desafíos que deben resolver es la ansiedad de las pacientes, quienes muchas veces quieren operarse enseguida tras recibir el diagnóstico. “Nos tomamos el tiempo para explicarle por qué en estos casos es necesario realizar la neoadyuvancia antes de la cirugía. Insistimos en que no estamos ‘perdiendo tiempo’, sino por el contrario estamos atacando a la enfermedad desde una forma sistémica (la quimioterapia ataca a las células malignas que podrían estar circulando) mientras que la cirugía solamente remueve el tumor a nivel local”, apunta la doctora Fabiano.

  Un nuevo paradigma en la radioterapia

La radioterapia constituye otro componente fundamental en el tratamiento de los tumores de mama en mujeres que realizan cirugía conservadora. En los últimos años, también hubo cambios respecto de lo que era la indicación clásica de esta terapia, que consistía en realizar una serie de fracciones –se conocer así a la cantidad de días que concurre la paciente a irradiarse- durante un lapso de 5 a 6 semanas.

La tendencia ahora apunta a disminuir estos plazos, en lo que se conoce como “hipofraccionamiento moderado”, cuyo objetivo es que el tratamiento dure menos tiempo con mayor dosis por día. “Diversos estudios mostraron que tiene igual eficacia y menor toxicidad. Si bien en algunos países se comenzó a utilizar desde 2011 en grupos seleccionados de mujeres, a partir de 2018 la Sociedad Americana de Radioterapia (ASTRO) lo estableció como estándar. Esto significó la reducción del tratamiento a 15 fracciones; es decir 3 semanas, explica la doctora Chacón.

“Las tecnologías radiantes actuales permiten administrar estas dosis por día con alta seguridad de cuidado de los tejidos sanos. Y en aquellas mujeres que necesitan un boost (sobreimpresión de mayor dosis en el lecho de donde sacaron el tumor), estas técnicas avanzadas permiten hacerlo concomitantemente: todo el tratamiento finaliza en 3 semanas. La tendencia apunta a acortar aún más los tiempos e incluir algunas pacientes que requieran radioterapia en áreas ganglionares”, suma la experta. En todos los casos, el tratamiento radiante se realiza siempre después de la cirugía.

En el reciente congreso Americano de Radioterapia (ASTRO 2023) se presentó el estudio “FABREC” cuyos alentadores resultados muestran la eficacia y seguridad del tratamiento hipofraccionado en mujeres a quienes se les realizó una mastectomía con reconstrucción, permitiendo en este grupo también la entrega del tratamiento radiante en 3 semanas.

De cara a un nuevo Día Mundial del Cáncer de Mama, desde el Instituto Alexander Fleming remarcan que todas las mujeres están en condiciones de padecer cáncer de mama, incluso sin antecedentes de enfermedad en la familia cercana. Sin embargo, es posible controlar y reducir los factores de riesgo, para esto, es importante realizar los exámenes preventivos de forma regular, cada año, o según recomendación médica.

En conclusión, el doctor Federico Waisberg (MN 153539), oncólogo clínico del Centro mamario del IAF, destaca que “los tratamientos para el cáncer de mama han evolucionado notablemente en la última década, incluyendo nuevas drogas útiles y modalidades de tratamiento que permiten disminuir las toxicidades de las distintas terapias oncológicas. Siempre es importante resaltar que las decisiones terapéuticas son efectuadas individualizando caso a caso. Por estas razones, el abordaje multidisciplinario se ha vuelto una condición indispensable para definir estrategias diagnósticas, terapéuticas y determinar las pautas de control tras concluir el tratamiento de esta patología”.

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