La magistrada lo sentenció, en relación a una ex pareja, por los cargos de «Privación ilegítima de la libertad agravada por el uso de amenazas y Daño simple en concurso ideal». En relación a una pareja posterior, lo condenó por los delitos de «Lesiones leves agravadas por haber sido cometidas contra la persona con la que mantuvo una relación de pareja y amenazas simples en concurso real». En relación a su hijo con otra pareja, lo condenó por los delitos de «Abuso sexual gravemente ultrajante, agravado por el vínculo; Abuso sexual simple agravado por el vínculo y Exhibiciones obscenas», todo en concurso real.

El caso se debatió a lo largo de cuatro jornadas, con intervención del defensor oficial Alejandro Caram, de la fiscala Ivana Hernández y de Mauro Fernández, en representación de la querellante particular.

El primer hecho, que damnificó a la pareja del imputado de ese entonces, ocurrió durante la madrugada del 3 de diciembre de 2019. Ese día, tras una discusión, la insultó y le rompió el teléfono, luego que la mujer recibiera un mensaje. Luego, la encerró en una habitación y en todo momento amenazó con matarla.

Abuso

El segundo hecho, damnificó a una pareja posterior del imputado y ocurrió el 25 de septiembre de 2020. Fue hasta la casa de la mujer y comenzó a insultarla para que lo dejara entrar. Ante la negativa la agredió físicamente y al irse, le profirió amenazas verbales.

«En este segundo hecho, como en el primero, por haberse encontrado en una relación de pareja entre el acusado y la damnificada, también se impone como obligación el análisis de la prueba teniendo en cuenta las circunstancias especiales en las que se desarrollan los actos de violencia y quienes son sus naturales testigos», agregó Gianinetto.

En el tercer legajo, los hechos resultaron fijados en dos partes. En febrero de 2020 sometió a tocamientos a su hijo menor de edad cuando estaba bajo su cuidado. El segundo hecho ocurrió entre el 10 y 12 de septiembre de 2020, cuando abusó sexualmente del menor y realizó exhibiciones obscenas.

«Los hechos aquí ventilados guardan relación con los anteriores en cuanto a su contexto, dado que como ocurren normalmente en la intimidad, fuera del alcance de terceros, resulta de suma importancia el testimonio de la víctima, que en este caso se trató del niño que al momento de los hechos tenía seis años de edad», expresó.

Durante los alegatos de clausura, la fiscala sostuvo la acusación inicial y pidió una condena de 11 años de prisión. El querellante particular en el legajo que damnifica al menor coincidió con el Ministerio Público Fiscal. En tanto, el defensor solicitó la absolución por no haberse acreditado el hecho.

La jueza valoró como único atenuante, la carencia de antecedentes condenatorios, y consideró como agravante que «se trató de tres hechos distintos, con tres víctimas diferentes, pero con el común denominador en los tres casos del grave daño que causó en sus vidas a partir de su conducta».