Tendencias que se sientan bien: el regreso del mueble funcional, estético y sostenible al hogar

La elección de muebles para el hogar atraviesa un verdadero boom de creatividad, funcionalidad y conciencia ambiental. Mesas extensibles, sillas ergonómicas con diseños modulares encabezan las preferencias actuales. En este contexto, la industria del amueblamiento se adapta a las nuevas demandas de los consumidores que buscan comodidad sin resignar estilo, ya sea con un ropero, una mesa de luz, una cama o amueblamiento general.
La pandemia global modificó muchos hábitos de vida, y entre ellos, la relación con el hogar. Pasar más tiempo en casa derivó en un redescubrimiento del mobiliario: no solo se lo empezó a valorar por su funcionalidad, sino también por su capacidad de generar bienestar, adaptarse a múltiples usos y acompañar un estilo de vida más consciente.
“El hogar dejó de ser únicamente un espacio de descanso. Hoy es oficina, gimnasio, aula y lugar de recreación. Y eso se refleja claramente en los muebles”, explica Lorena Méndez, diseñadora de interiores con más de 15 años en el rubro. Según datos de la Cámara de Muebles y Afines, durante el último año se incrementaron un 22% las ventas de mobiliario multifuncional.
En ese sentido, las mesas extensibles lideran las búsquedas online y las ventas en tiendas físicas. ¿La razón? Su versatilidad. Pueden servir como comedor diario para dos personas, y transformarse rápidamente en una mesa para ocho comensales en reuniones familiares o con amigos. Lo mismo ocurre con los sofás cama, que ya no son sinónimo de incomodidad. Los nuevos modelos incluyen sistemas de apertura rápida y colchones de alta densidad.
Por otro lado, las sillas ergonómicas ya no son exclusivas del ámbito corporativo. Muchas familias las incorporaron en escritorios hogareños, sobre todo con el auge del teletrabajo. Fabricadas con materiales respirables, con altura regulable y respaldo lumbar, se volvieron indispensables en ambientes donde el confort físico es clave para la productividad.
El ropero también se modernizó. Ya no basta con que tenga espacio para colgar ropa: los consumidores ahora demandan diseños modulares, con compartimentos ajustables, estanterías móviles e iluminación interior. “La gente quiere muebles que acompañen los cambios de la vida. Que puedan ampliarse, achicarse o reorganizarse según necesidad”, comenta el arquitecto y fabricante de muebles Hugo Benítez.
Otro aspecto que gana protagonismo es la sostenibilidad. La conciencia ambiental llegó al rubro del mueble para quedarse. “Cada vez más clientes preguntan si la madera proviene de fuentes sustentables, si se usaron barnices ecológicos, o si el mueble puede ser reciclado”, señala Méndez. En esa línea, resurgen materiales como el bambú, el ratán y la madera recuperada, combinando estética y compromiso ecológico.
Las redes sociales también cumplen un rol fundamental. Las cuentas de decoración en Instagram y Pinterest dictan tendencias, viralizan estilos como el minimalismo escandinavo o el boho chic, e impulsan a pequeños productores que ofrecen muebles personalizados o de producción artesanal.
Además, se observa un fenómeno interesante: el «mueble emocional». Es decir, piezas heredadas o adquiridas con fuerte carga afectiva, que se restauran y resignifican dentro del hogar moderno. “Hay un rescate de lo antiguo, pero no como reliquia, sino como parte activa de la vida cotidiana”, explica Benítez.
Los muebles del hogar dejaron de ser simples objetos utilitarios. Hoy representan elecciones conscientes, reflejan personalidad y acompañan un estilo de vida en transformación. A través de diseños funcionales, sostenibles y con identidad, el amueblamiento se consolida como una pieza clave para construir espacios más cómodos, cálidos y habitables. Una tendencia que llegó para quedarse… y para sentirse como en casa.