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Peor que la derrota o la goleada en contra… “abandono”

Juntos Somos Río Negro prepara su retirada de la contienda electoral. Weretilneck intentará facturar el Diputado Nacional en la Casa Rosada. Sin 2017, ¿hay 2019 sin Cambiemos?. El Gobernador cambia el gabinete y se cierra sobre su entorno de confianza. Endeudamiento a corto plazo para pagar salarios. “El que no salta…”.

El folcklore futbolero encumbró como el peor de los males el “abandono” de un partido. Peor que la derrota o la goleada en contra. En política, puede convertirse en un último recurso para garantizar la supervivencia.

Si hasta la elección a Intendente de Maquinchao, el Gobernador tenía alguna duda sobre si abandonar o no el proceso electoral legislativo, después de esa derrota, todo fue certeza. El propio candidato, Fabián Gatti, dio su visto bueno a la deserción.

La construcción simbólica de la edificación de un partido provincial, no puede empezar con dos derrotas electorales de tal magnitud.

Así, Alberto Weretilneck peregrinará en los próximos días a Buenos Aires para ofrendar el abandono electoral de Juntos Somos Río Negro (JSRN), y el derrame electoral que garantiza la llegada de la candidata de Cambiemos, Lorena Matzen, al Congreso.

Las dos principales figuras de Cambiemos en Río Negro se oponen a aceptar mansamente ese “regalo”: el Diputado Nacional Sergio Wisky, y el referente del Ministerio del Interior en la Provincia, Juan Martín, ya plantearon sus miradas a Marcos Peña y Rogelio Frigerio: “Solos llegamos a meter un Diputado. No los necesitamos”.

Pero en la Casa Rosada piensan en una jugada a dos bandas: garantizarse el ingreso de Matzen, y comenzar a consolidar una alianza de cara a 2019 que ponga freno a un posible triunfo de Martín Soria y el Frente para la Victoria (FpV).

Si bien Wisky picó en punta y ya planteó puertas adentro del PRO su intención de ser candidato a Gobernador, lo cierto es que todas las encuestas y el resultado de las PASO muestran un escenario de mucha dificultad para truncar las expectativas de Soria.

Y en ese sentido, el macrismo hoy no descarta un acuerdo a largo plazo.

Para Weretilneck, la urgencia está dada por la necesidad de financiamiento nacional, la aprobación del endeudamiento del Plan Castello, y la ejecución de obras públicas en la Provincia. Es decir, gobernabilidad, en un escenario de estrechez financiera y endeudamiento para el pago de obligaciones corrientes.

Para conseguirlo está dispuesto a bajar a sus candidatos y volver a pegarse a Mauricio Macri. El Presidente aún no le perdona el papelón de la central nuclear, pero, según fuentes con acceso a sus ministros, la historia continúa y el 2019 está más cerca de lo que parece.

Ninguna definición de ese tipo será explícita antes de las legislativas de octubre, salvo la deserción de las legislativas. Pero ya se vislumbran escoriaciones en algunos dirigentes. Por ejemplo, el ala del PRO rionegrino más reactiva al radicalismo provincial; y en Juntos Somos Río Negro, una alianza con Cambiemos golpearía al Vicegobernador Pedro Pesatti, el único con proyección electoral propia en el oficialismo, hacia 2019.

Paradójicamente, Pesatti alentó la idea del abandono electoral de Juntos y es, al mismo tiempo, uno de los potenciales perjudicados de esa decisión. Es que la decoloración de Juntos del verde hacia el amarillo, lo deja en una posición muy frágil: si es coherente con sus preceptos debería denunciar la derechización del partido provincial y tomar distancia. Es impensable un acuerdo electoral de JSRN y Cambiemos con Pesatti adentro. O tendrá que dar muchas explicaciones.

 

Gabinete y deuda

 

Como efecto de la derrota electoral de las PASO, el Gobernador movió su equipo de colaboradores y dio una señal inequívoca hacia el interior de Juntos: encumbró a dirigentes cercanos y de confianza. Se cierra Weretilneck sobre su entorno acrítico y organiza en soledad la reconstrucción.

Nelson Cides se convertirá en el hombre de mayor contacto en la cotidianidad del mandatario: “Soy un soldado de la causa”, dijo, para resumir su compromiso con Weretilneck.

Arabela Carreras llega al ministerio de Turismo, luego que el empresariado de Bariloche emitiera un mensaje de desconfianza hacia el Gobierno provincial. Todos los últimos titulares de esa cartera fueron puestos o bendecidos por los privados barilochenses. Ante la falta de acuerdo, Weretilneck se recostó en la confianza que le inspira Carreras. La designación tampoco fue discutida con el Intendente Gustavo Gennuso.

El empresariado habla del mandato de Carreras como el de un impasse entre un ministro propio y otro.

Agustín Domingo en Economía y Nicolás Land son las apuestas “técnicas” del Gobierno para dos áreas en problemas: el hasta ahora titular de la Agencia de Recaudación tendrá la difícil tarea de achicar el déficit mensual y buscar herramientas de financiamiento; mientras que el futuro titular de Desarrollo Social se enfrenta al desafío de implementar los programas y planes incluidos en el presupuesto pero no ejecutados. Es decir, de llegar con políticas reales de contención y promoción a los sectores vulnerados de la sociedad rionegrina. En lo interno, seguramente prometa, como sus antecesores, terminar con la precarización laboral, que sumerge a buena parte de los trabajadores en un infame sistema de becas. Si hasta ahora la gestión Weretilneck no lo concretó, fue por decisión política y priorización presupuestaria.

A la par de los cambios, el Gobierno volvió a endeudarse a corto plazo. Según lo visibilizó el periodista Adrián Pecollo en el diario Río Negro, la Provincia colocó el pasado viernes más de 463 millones de pesos en Letras del Tesoro. Pagará una tasa altísima del 28 por ciento, y los vencimientos van de los seis meses a un año. Es decir que la herramienta para financiar el pago de sueldos de septiembre, generará una fuerte presión sobre las cuentas públicas desde principios de 2018. Más argumentos para el acuerdo político con el Gobierno nacional.

El primer paso de ese acuerdo es el abandono electoral. Juntos Somos Río Negro mide beneficios y perjuicios. Se inclina por la hipotética gobernabilidad y se expone a que, como en la cancha, le enrostren políticamente su decisión: “El que no salta, abandonó”. (En Estos Días)

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