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ONU: 6% de la población mundial entre 15 y 65 años consume drogas, según informe 2025

La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD) reveló en su Informe Mundial sobre Drogas 2025 que cerca de 316 millones de personas entre 15 y 65 años consumieron alguna droga en 2023, lo que representa el 6% de esa franja poblacional global. Este porcentaje ha crecido significativamente desde 2013, cuando se registraba un 5,2%.

El consumo de drogas ilegales continúa en aumento a nivel global, con un marcado crecimiento en la última década. Según los datos más recientes del Informe Mundial sobre Drogas 2025, elaborado por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en 2023 alrededor de 316 millones de personas utilizaron alguna sustancia psicoactiva ilícita, excluyendo alcohol y tabaco.

Este número refleja un aumento del 15 % respecto a la cifra registrada hace una década, lo que indica una tendencia preocupante tanto en la prevalencia como en la accesibilidad de estas sustancias.

De acuerdo con el informe, el cannabis es la droga ilícita más consumida a nivel mundial, utilizada por 244 millones de personas en 2023. Esto equivale al 77 % del total de usuarios de drogas, consolidándose como la sustancia más comúnmente usada en todo el planeta.

Le siguen los opioides, con 61 millones de consumidores; las anfetaminas, con 30,7 millones; la cocaína, con 25 millones; y el éxtasis, con 21 millones. Estos números destacan un cambio importante en los patrones de consumo, especialmente hacia estupefacientes sintéticos, cuyo uso ha crecido exponencialmente en la última década.

Aunque el consumo de drogas varía considerablemente según la región, el informe señala una clara tendencia global: cada vez más personas recurren al uso de sustancias psicoactivas, y lo hacen a edades más tempranas. Esta expansión está vinculada, entre otros factores, al desarrollo tecnológico y a la digitalización de los mercados ilegales.

“Los mercados de drogas han evolucionado rápidamente gracias al comercio en plataformas digitales”, indicó el documento, resaltando cómo internet ha facilitado el acceso a sustancias prohibidas incluso en regiones antes consideradas marginales para estos circuitos.

El Informe Mundial sobre Drogas se publica anualmente desde 1997 y se considera una de las fuentes más autoritativas en materia de políticas públicas, salud pública y seguridad frente al consumo y tráfico de drogas. En sus últimas ediciones, ya se habían detectado signos de aumento en el consumo de drogas sintéticas, pero la aceleración observada en la última década supera las expectativas previas.

En particular, el crecimiento del uso de metanfetaminas y opioides sintéticos ha generado alertas sanitarias en países como Estados Unidos, China o Australia, donde los casos de sobredosis y adicciones severas han subido drásticamente.

Este incremento en el consumo tiene implicaciones profundas en múltiples niveles. Desde el punto de vista de la salud pública, supone un mayor riesgo de enfermedades relacionadas con el abuso de sustancias, así como un impacto directo en los sistemas de atención médica. A nivel social, se observa un aumento en los índices de delincuencia vinculados al narcotráfico y una afectación en la calidad de vida de comunidades vulnerables.

Además, la expansión de los mercados ilegales en entornos digitales plantea nuevos desafíos regulatorios y operativos para los gobiernos y organismos internacionales. “Las fronteras tradicionales son cada vez menos relevantes en este contexto”, advierte el informe, subrayando la necesidad de una cooperación internacional más sólida y coordinada.

Frente a esta realidad, el informe de la ONU no solo presenta datos, sino también un llamado urgente a redefinir las estrategias de prevención, tratamiento y control. El aumento del consumo, especialmente entre jóvenes, y la facilidad de acceso a través de redes digitales, exigen respuestas ágiles e integradas que involucren a gobiernos, educadores, médicos y comunidades locales.

¿Cómo equilibrar el enfoque punitivo con uno más centrado en la salud y la reinserción? ¿Cómo combatir un mercado ilegal que muta tan rápido como la tecnología? Estas preguntas, lejos de tener respuestas simples, marcan el rumbo de un debate que no puede postergarse.

Mientras tanto, los números siguen creciendo, y con ellos, la necesidad de actuar.

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