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Le dieron perpetua por quemar vivo a su ex, pero su familia dice que fue un «femicidio judicial»

La defensa pide que se haga un nuevo juicio porque que los jueces no consideraron las denuncias previas de la mujer por violencia de género.

Astrid Marcela Mendoza tiene 40 y lleva presa dos años y 10 meses. Para la Justicia, mató a su ex pareja, Eduardo Gómez (34), a quien quemó adentro de su Volkswagen Gol cuando circulaban por la ruta 11, a la altura de la localidad bonaerense de Bavio. Fue condenada por el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 de La Plata a prisión perpetua.

 

Pero la defensa y la familia de la mujer sostienen que los jueces ignoraron elementos de gran relevancia para la causa y pidieron que se haga un nuevo juicio porque sostienen que el Tribunal dictó «un fallo medieval, sin tener en cuenta la perspectiva de género», ya que la relación estuvo marcada por el maltrato y la violencia. Ahora esperan que la Cámara de Casación tome una decisión.

Tras cinco años de relación, el 9 de agosto de 2015, la pareja se vio por última vez: ella subió al auto de él, hicieron unos kilómetros y todo terminó en llamas.

El hombre murió quemado y la Justicia condenó a la mujer a perpetua por el delito de “homicidio agravado”. Su defensa apeló a la sentencia y, sus hijas crearon un grupo de Facebook (Justicia y Libertad para Marcela) en donde publicaron un video para denunciar un «femicidio judicial» y una «Justicia misógina». Ahora espera que la Cámara de Casación evalúe el caso con “perspectiva de género” y revea la pena teniendo en cuenta los antecedentes de violencia. Además denunciaron irregularidades en la investigación. Para ellos, Marcela, fue acusada por sobrevivir a su propio intento de femicidio.

Según Marcela, Eduardo le planteaba volver a vivir juntos y ella le dijo que no. Entonces se puso más violento. «Me dio un sopapo, me agarró de los pelos. Me decía ‘hija de puta, vas a terminar mal, te voy a matar’. Agarró algo del costado de la puerta y me lo arrojó». Y siguió: «Nunca vi qué era, atiné a cubrirme el rostro con mis manos y automáticamente siento el fuego. Ahí estiro la mano, abro la puerta y me arrojo del auto», declaró ante la Justicia. El hombre salió del auto y según un testigo, acusó a Astrid de haberlo prendido fuego. Ella se ubicó detrás de la misma persona y le pidió que la protegiera porque, según dijo, «la quería matar».

Del lado de Eduardo plantearon que fue Marcela quien no soportó la ruptura y que lo seguía por todos lados. Que era ella quien lo amenazaba de muerte si no volvían a estar juntos. Pero desde el lado de la acusada dicen que la condenaron previo al juicio y hubo pruebas que ignoraron. El abogado señaló que la policía local quiso perjudicarla y calificarla negativamente, al ser una mujer que no era oriunda del pueblo.

«Es un pueblo chico, muy conservador. Ella era vista como una mujer ‘de ciudad’, separada, con hijos, que usaba redes sociales y tenía amigos y por eso la juzgaban», dijo a Clarín el abogado Adrián Rodríguez Antinao.

Para los jueces Santiago Paolini, Ernesto Domenech y Andrés Paolini no hubo dudas y Marcela fue condenada a perpetua. La investigación estuvo a cargo de dos mujeres: la fiscal Virginia Bravo y la fiscal de juicio Silvina Langone.

«Hablamos de femicidio judicial… Para decir ‘Ni Una Menos’ hay que gritar bien fuerte ‘justicia y libertad para Marcela’. Esta es la Justicia misógina que responsabiliza a las mujeres y las condena por sufrir violencia de género, por defenderse, sin tener perspectiva de género», se quejó Florencia.

Marylin, otra de las hijas de Marcela, coincidió: «Para decir ‘Ni Una Menos’ tenemos que hacer justicia por las mujeres que son condenadas por sobrevivir a sus propios femicidios».

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En tanto, el abogado dice que no se tuvo en cuenta la denuncia de Astrid y que «es un femicidio judicial porque es una mujer que está condenada a pasar el resto de su vida en la cárcel por haberse salvado de la muerte».

El letrado sostuvo que «lo que pretendía (Gómez) era que volviera con él, pero ella no aceptaba» y remarcó que era «imposible» hacerle frente al hombre, de 120 kilos de peso y 1,90 metros de altura, ya que la mujer pesa solo 55 kilos. «Es lamentable esta condena, la Justicia ha fallado enormemente, no ha estado a la altura de las circunstancias. Ella está detenida en la Unidad 33 de Los Hornos y tiene conducta 9 o 10», añadió.

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