Juliana y su familia necesitan una casa
Marisa Ponce de León y su pequeña no pudieron inscribirse durante dos años por decisión del IPAV. Cuando la familia amenazó con denunciar el caso en la Fiscalía de Investigaciones Administrativas, le tomaron la inscripción.
Una familia, con una nena con la enfermedad llamada “huesos de cristal”, denunció que durante más de dos años el IPAV le impidió la inscripción para poder tener una vivienda. Ahora dan a conocer la situación en que viven y reclaman una casa en comodato para poder sobrellevar la discapacidad de la pequeña.
Oscar (30) y Marisa (30) vivían en La Adela. Hace cuatro años que residen en Santa Rosa. Tienen dos hijas: Ludmila, de diez años, y Juliana, de dos años y nueve meses.
“Juliana tiene la enfermedad conocida como ’huesos de cristal’. Genera el colágeno que reviste los huesos pero no le sirve. Y se quiebra muy fácil”, explicó Marisa. Necesita acolchados para apoyarse en la sillita, lo que no evita fracturas. Con el tiempo, el cuadro se puede ir agravando.
En busca de trabajo, llegaron a la capital pampeana hace cuatro años. “Llegué un jueves, el lunes estaba trabajando. Por suerte no paré desde entonces”, dijo Oscar, que trabaja en una constructora en la obra del Pro.Cre.Ar.
Desde el embarazo supieron que Juliana tendría una discapacidad. A los cincos meses, quisieron inscribirse en el IPAV para acceder a una vivienda. “Pero siempre me pedían más y más requisitos. Uno no sabe, entonces yo juntaba todo e iba otra vez. Me decían lo mismo, que algo faltaba, nunca nos querían inscribir”, contó Marisa.
Hace dos semanas amenazó a una funcionaria con ir a la Fiscalía de Investigaciones Administrativas a denunciar el rechazo al pedido de inscripción: “Ese día me dieron un formulario y me inscribieron”.
“Pero cuando les pregunté cuándo me llamaban o qué me ofrecían me dijeron: ’Ahora esperá sentada’. También esa funcionaria me dijo que tenía que agradecer que tenía una hija con discapacidad porque era la única manera de tener una casa”, dijo Marisa.
Ahora viven en un pequeño departamento (apenas una cocina con un dormitorio) en la calle José Ingenieros. El lugar no tiene chance de albergar una cama ortopédica, el próximo paso que debe enfrentar la familia.
“Sabemos que hay casas desocupadas. En la calle Fels hay una vivienda en comodato que tiene un chofer del IPAV. Esa casa está diseñada para tener una persona discapacitada. Ahora en esa vivienda no hay ninguna persona que la necesite”, reveló Marisa Ponce de León, respaldada por la Asociación de Inquilinos Pampeanos.
La obra social
También Marisa dejó su reclamo contra OSPeCon, la obra social de la construcción. “No nos cubre un pasaje a Buenos Aires. Tengo que ir dos veces al año al Garrahan. Nos obligan a ir a los dos, pero no podemos”, dijo.
En OSPeCon de Buenos Aires les brindaron un servicio muy bueno. Pero en Santa Rosa tienen que luchar con reiterados impedimentos y obstáculos.
“Fui sola, para no pelear con la obra social. Pero tengo que llevar radiografías, bolsos, sillita… Todo sola. Cuando le hicieron una placa tuvo algunas fracturas en la espalda”, contó Marisa. El último viaje lo suspendieron.
“No aguantamos más. Nos tienen que dar una solución. Tenemos que pelear con la obra social y con el IPAV, cuando sabemos que hay casas sin ocupar”, dijo Marisa.
Fuente: eldiariodelapampa