El Grupo de Puebla llamó a profundizar las relaciones y crear una moneda única regional
El foro político y académico cerró su VIII encuentro en Santa Marta con un llamado incorporar nuevos temas a la agenda regional como "las políticas públicas de medio ambiente, la equidad de género, la transición ecológica, entre otras".
El Grupo de Puebla, el foro político y académico de la izquierda y la centroizquierda de la región, cerró su VIII encuentro, en la ciudad colombiana de Santa Marta, con un llamado incorporar nuevos temas a la agenda regional y a la creación de una moneda única latinoamericana.
«La región necesita incorporar y enfatizar nuevos temas en la agenda regional que antes, por distintas razones, no tenían la visibilidad que hoy parece indiscutible como las políticas públicas de medio ambiente, la equidad de género, la libre movilidad de las personas, la transición ecológica, la defensa de la selva amazónica, de la Sierra Nevada y de los derechos los pueblos indígenas, el desarrollo de energías alternativas y la necesidad de incluir nuevos actores sociales y económicos en los procesos regionales de integración», sostiene el comunicado final del encuentro celebrado en Bogotá.
En su nota, difundida este sábado, el grupo destaca que la región viene de atravesar un panorama adverso, «la época del llamado invierno conservador (2016-2021)», pero en el último año buena parte del electorado ha optado por opciones progresistas, alentados por los movimientos sociales, el activismo juvenil y el despertar feminista entre otras razones.
«La región necesita incorporar y enfatizar nuevos temas en la agenda regional que antes, por distintas razones, no tenían la visibilidad que hoy parece indiscutible»
«Hoy, cuando en buena parte de los Estados de América Latina y el Caribe, el progresismo es gobierno, se abre una oportunidad inmejorable para continuar con la tarea iniciada a comienzos de siglo y que fue trascendente en materia de políticas sociales para reducir las brechas», destaca la nota.
Asimismo, señala que esto ha permitido abrir espacios de concertación política a escala regional «en una zona habituada a los esquemas de libre comercio, pero no al diálogo político».
Frente a la nueva realidad, «América Latina y el Caribe, necesitan relanzar una arquitectura financiera, adaptada a sus necesidades y sin imposiciones que amenacen la soberanía de los pueblos y centren la mirada en la creación de una moneda única latinoamericana».
Por otro lado, señala que se ha constatado que el narcotráfico se ha convertido en un problema transnacional y global y llama a los países consumidores a asumir su responsabilidad, a la vez que propone encontrar una solución basada en la «desregulación de la prohibición de las drogas, y de dar un tratamiento social y sanitario, y no exclusivamente penal, a la adicción y al consumo».
Asimismo, se define «feminista», hace propias las reivindicaciones de las mujeres y disidencias y expresa su voluntad de contribuir a la lucha por la erradicación de todas las formas de discriminación y violencia de género.
«No hay progresismo, ni democracias sanas sin la participación activa de las mujeres y la comunidad LGBTIQ+ en los espacios de poder político y de toma de decisiones»
«No hay progresismo, ni democracias sanas sin la participación activa de las mujeres y la comunidad LGBTIQ+ en los espacios de poder político y de toma de decisiones», afirma el Grupo de Puebla.
Por otro lado, lamenta que en la región siga habiendo procesos penales de contenido político en los que «evocan la lucha contra la corrupción como justificación, disfrazada de legalidad, para suprimir del juego político los liderazgos progresistas».
En ese sentido, precisa que eso es lo que ocurrió contra Cristina Fernández de Kirchner, Rafael Correa, Carlos Caicedo, Luiz Inácio Lula da Silva, Evo Morales y Marco Enríquez-Ominami, entre otros.
«Así se producen cotidianamente suspensiones de derechos y usos estratégicos de mecanismos legales para perseguir proyectos políticos populares», criticó el Grupo de Puebla.
Por último, expresa su «genuina esperanza» de que la «paz total» que acabe con la guerra llegue a Colombia para que el país pueda alcanzar un «desarrollo pleno y de justicia social».