Economía

Código de barras: 70 años después

El código de barras cumple 70 años, una genial invención de un alumno y un profesor universitarios de Estados Unidos que ha logrado perdurar y proyectarse acoplándose a nuevas tecnologías de punta.

a idea nació en los Estados Unidos el 7 de octubre de 1948, cuando Norman Joseph Woodland y Bernard Silver, respectivamente profesor y alumno de postgrado del Instituto de Tecnología (MIT) de Drexel en Filadelfia, intentaron responder a la solicitud de una empresa de alimentos para automatizar las transacciones en efectivo.

La patente llegó en 1952 y su uso masivo en 1974. Desde entonces, se ha extendido por todo el mundo y comienza a aparecer también en las nanotecnologías y en nuevas versiones 3D.

La patente estadounidense fue otorgada el 7 de octubre de 1952 (con el código 2.612.994) y para entonces Woodland había entrado a trabajar en IBM y los intentó convencer reiteradamente de producir el sistema.

La compañía lo estudió y lo encontró interesante y viable, pero dijo que aún no se contaba con los equipos para procesar los resultados. Philco quien en definitiva adquirió la patente y se la vendió el mismo año a RCA.

Silver murió en un accidente de tránsito en 1963 y no pudo observar el posterior éxito de su trabajo.

El código de barras es una representación óptica, legible por una máquina, de datos que «describen» un objeto.

La idea inicial era crear «etiquetas» simples legibles por un haz de luz. Pero para tener un lector realmente activo, hubo que esperar la invención del láser. Solo en 1974 fue posible mejorar esta tecnología, tanto que se pudo poner en el mercado.

Su primer uso se remonta al 26 de junio de 1974, cuando en un negocio de alimentos estadounidense se lo usó en una venta.

Desde entonces, el código de barras ha tenido una propagación imparable y hoy en día es fundamental en muchos sectores industriales, desde la producción hasta la distribución.

Las nuevas versiones del código de barras están en desarrollo continuo, como QrCodes o Rfids, y el siguiente paso podría representarse mediante códigos 3D, hologramas reales en los que se deberá contener una gran cantidad de información.

Las versiones «miniaturizadas» también están ingresando al mundo de la medicina y la nanotecnología, para marcar las células cancerosas o los medicamentos y comprender si alcanzan su objetivo.

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