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Acoso callejero ¿Por qué lo que llamamos “piropo” puede ser considerado acoso?

El acoso sexual callejero refiere a prácticas físicas o verbales, de naturaleza o connotación sexual ejercidas por una o varias personas en espacios públicos -tales como la vía pública, los medios de transporte o las plazas- hacia otras personas que no desean o que rechazan estas conductas.

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Las prácticas de acoso sexual callejero son sufridas de manera sistemática, en especial por las mujeres, y es una de las formas más naturalizadas y legitimadas de violencia contra las ellas, desde muy temprana edad. Estas acciones son unidireccionales, es decir, no son consentidas y quien acosa no tiene interés en entablar una comunicación real con la persona agredida.

El acoso sexual callejero no es deseado ni consentido, afecta la dignidad y los derechos fundamentales de la mujer, como han de ser la libertad, la integridad y el libre tránsito. Puede crear en ellas intimidación, degradación, humillación, creándose un ambiente ofensivo en los espacios públicos y en los espacios privados de acceso público.

Por consecuencia, les genera miedo a transitar solas por las calles, demoras innecesarias por tener que evitar ciertas zonas consideradas inseguras, gastos extra para poder costear transporte privado, dependencia de otros hombres (padres, hermanos, parejas, entre otros) a quienes piden compañía y protección en las calles, abandono de centros de trabajo, entre otros.

Cómo se manifiesta

Se manifesta a través de:
● Piropos
● Silbidos, ruido de besos, bocinazos y entre otros sonidos
● Miradas intimidantes o lascivas
● Gestos o comentarios obscenos
● Tocamientos (Roces intencionados o agarrones)
● Masturbación
● Exhibicionismo
● Seguimientos o arrinconamientos

Quiénes Participan

Existen tres actores principales:

  1. El acosador: quien perpetúa la acción
  2. La acosada: la persona a quien está dirigidas estas prácticas
  3. El/La testigo: quien mira la escena desde afuera y que con su silencio o indiferencia colabora para perpetuar la cadena de violencia.

¿Qué podemos hacer?

Si sos la persona que lo recibe:

1. Cuando el entorno sea seguro y el agresor no amenace tu integridad física, respondé para demostrar tu malestar y ayudar a desnaturalizar el acoso.
2. Si tu integridad está en riesgo, pedí ayuda a otras personas o a personal policial.
3. Realizá una denuncia.

 

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